Para hacer una buena foto sólo son necesarios dos requisitos: una buena cámara y un buen momento. ¿Para qué quiero una buena cámara si no está la luna, y viceversa? Hoy la luna es invisible. Invisible es todo aquello que no se ve, y las nubes me impiden ver la luna. La luna está presente siempre que no queremos, y su ausencia es justamente lo que echamos de menos. A veces pasa que no sabemos apreciar su belleza, ni siquiera la consideramos importante como para prestarle atención. Echamos la mirada atrás y recordamos momentos en los que la luna fue, si acaso, algo importante para el desarrollo de los acontecimientos. Ay, luna, bella luna, piel de cisne, de dulce pluma, de extraña esencia, de triste altura, que nadie te alcanza ni te piden la suerte ni la mala fortuna, ni la muerte, ni la cuna... Tu belleza impresiona por muchos años que pasen, que los años no perdonan, que no pasan en balde, testigo de luz, sombra, besos y manos tocando tu cintura. Bella luna, que rozas mis labios con tu inocente blancura, así serás por siempre, querida, mi amor, mi pasión... mi luna.
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