Hoy ha sido un día grande en muchos aspectos. El día de la Esperanza se cumplieron algunos sueños, aunque tenemos que seguir luchando para que esos sueños puedan seguir latentes en nuestras vidas. Pasito a pasito. Superé la prueba esperada, y mi mujer también. Viajé desde Granada a Linares en uno de los viajes mas peligrosos desde que vivo en Granada, y ya son 5 años, debido a las condiciones meteorológicas. Y a las 8 de la tarde, con el paraguas mojado, entré en la iglesia y avancé despacio. Muy despacio. Y allí estaba Ella.
Parecía estar esperando. Me la encontré sencilla, con su misma mirada de siempre, con su misma comprensión, con su misma Esperanza. Esperanza que sé que nunca hay que perder, aunque en ocaciones es tan sumamente difícil de mantener que te sientes desesperar. Pero luego comprendes que la vida es así. La vida es ilusión, lucha, supervivencia, sacrificación, amargura y alegría al mismo tiempo. La vida es Esperanza. Esperanza mía, Esperanza vuestra. La Esperanza de todos. Y allí estuvimos todos. Porque al final, por mucho que reneguemos, por mucho que desesperemos... siempre pensamos en la Esperanza.
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