...corazón que no siente, mentiras piadosas, mentiras que mienten en verso y en prosa, sobre todas las cosas que dice la gente. En ocasiones, mientras me ducho, mientras estoy donde no quiero estar o mientras hago cosas que no quiero hacer y tengo tiempo y espacio para reflexionar, me salen las palabras y los versos sin pensar. Y el 99% de las palabras que ato entre sí se quedan en mi interior y se pierden en el olvido por no estar frente al ordenador o por no tener un lápiz y un papel donde apuntar. Y aún así, creo que me daría bastante pereza. Todo esto me sirve para coger experiencia y captar ideas sobre mi libro, que tarde o temprano espero poder ponerme a escribir en serio, con plena dedicación, y terminar algo que tengo muchas ganas de empezar. Pero de momento, todo son ideas, proyectos e ilusiones.
Mientras tanto, observo y callo, me hago el mudo, contesto con la mente, veo las falsas apariencias de la gente, ignoro la felicidad de éstos y trato de ver el lado positivo de las cosas. Me repugnan quienes juzgan por juzgar, quienes creen saber de todo cuando en realidad ignoran lo más importante de la vida: vivir; aquellos que te sonríen y cuando les das la espalda murmuran y juzgan. Y la pena se convierte en desesperación o en consuelo. Porque como dice Sabina, la "muerte" es solo la "suerte" con una letra cambiada. Y si la suerte no sabemos donde está... sacad vuestras propias conclusiones. El problema viene cuando los ojos no quieren ver y el corazón no quiere sentir. Y para algunos, si el corazón no quiere sentir, mejor que mejor.
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