Un año después, no pude tomar una instantánea como esta que podéis apreciar, del año 2008. Y es que pude conseguir una buena iluminación, usando un filtro que tiene mi camara para conseguir esos destellos. La luces y las sombras, en mi humilde opinión, quedaron casi perfectas y se puede observar con nitidez la sombra de las pestañas de la Virgen de la Esperanza reflejada en su propio rostro.
Precisamente, en esta mirada, no hay demasiado brillo, la austeridad es más protagonista que la alegría, pero es una foto que me gusta especialmente por esa cercanía que tuve con la Esperanza, algo que no se consigue todos los años. Me gustaría poder tener tan cerca más de una imagen de mi ciudad, porque de cerca es donde más se diferencian las distintas advocaciones de la Virgen María. Digamos que hoy me contuve bastante y al final las cosas me salieron bien. La paciencia se ve en los ojos de la Esperanza, y quizá por eso se ser un buen paciente. Quizá la paciencia algún día desaparezca, porque... ¿acaso la paciencia no es finita como el resto de virtudes o defectos que poseemos los seres humanos? Me gustan las fotos al natural, sin luces artificiales ni grandes parpadeos de luces blancas que iluminan por exceso los rasgos de los rostros, sean artificiales o naturales. Nunca mejor dicho, pierden toda naturalidad ante tal potencia de luz. Pero de todas maneras, en su justa medida, seguramente todo pueda ser compensado y al final, tras mucho intentarlo, conseguiremos buenos brillos, luces, sombras... eso sí, siempre con humildad.
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