Impotencia cargada de ironía. Valoro lo que puedo tener, y más valoro lo que tendría si no fuera por lo que tiene que ser. Mi tiempo es para contigo lo que tu rostro, vencido por paso de los años, se niega a creer. Pendiente de tus sueños hasta enloquecer. Sin querer. Con los descansos asomando por la ventana del atardecer. Que yo quiero ver el amanecer. Y el tiempo es lo único que no puedo perder. Por eso, mi impotencia es un mal disimulo de la vida que nos rodea, de la realidad, de la falsa mentalidad, de los horarios de quien no puede caminar. Quien tiene más tiempo para él, tiene más tiempo para mi. No puedo regalar el tiempo que no tengo; sí puedo regalar el tiempo que me brindan las oportunidades. La impotencia de ver el tiempo que se nos va...
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