Aquella tarde del 30 de Junio de 1990 estuve en casa de mi amigo y vecino David. Tenía una minicadena mejor que la mía. Desde temprano, enganchados a la radio, y con un arsenal de cintas (casettes) compradas esa misma mañana, grabamos prácticamente todo el concierto de Knebworth porque no sabíamos cuando iba a aparecer Dire Straits. Y fue casi al final cuando empezamos a escuchar Solid Rock, la canción previa a Money for Nothing. Por aquella época, la tecnología tal y como hoy la conocemos ni nos la podíamos imaginar. De hecho, ni siquiera recuerdo cómo nos llegamos a enterar de aquél acontecimiento. Al terminar el concierto, le enseñé la cinta a mi hermano mayor, que estaba con un amigo, Cayetano, en la habitación jugando con aquel ordenador que comenzaba su gran decadencia, el spectrum. A partir de ese día, aquella cara B de esa cinta totalmente transparente, de marca "Rovette" (me sorprende mi memoria), fue la más usada en mi radiocasette, sobre todo aquel verano del 90. 20 años después, cuando la potencia de los ordenadores ha sido multiplicada por un trillón y el universo está al alcance de nuestras manos, nos basta pulsar unas teclas con un determinado sentido en un teclado sin cables para, en cuestión de segundos, revivir cada dulce momento de nuestro pasado y que tanto nos costaba por aquél entonces. No puedo evitar sentir, una vez más, esa nostalgia de los veranos de mi juventud cuando, tal día como hoy, al iniciar mis vacaciones, me pongo a divagar por las páginas de videos y termino buscando mis recuerdos o mis pasiones... o quizá sea al revés y sea yo el encontrado... Aún así, llegaré en mi coche escuchando esta canción. Sin lugar a dudas.
Bonita música. También me trae buenos recuerdos, ya que la he escuchado en bastantes ocasiones, y en muchos momentos de mi vida.
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