Si sabemos estar en el centro exacto de las cosas, seguramente seamos capaces de ver todo lo que se dibuja a nuestro alrededor. La otra forma de poder contemplar todo es ir muy, pero que muy lejos; en el primer caso, corremos el riesgo de ver las cosas distorsionadas; en el segundo caso, seguramente no podremos ver todos los detalles. Se cumplen, en estos días inciertos, casi 6 años desde que empecé a planear venir a Granada. Ahora, esas calles, bloques, edificios, principalmente los que más frecuento, me traen agradables recuerdos, dibujos recientes en mi memoria, aún pendientes de ponerlos al aire para que terminen de secarse. Y parece que fue ayer... y 6 años después paseo por estas calles, observo a las mismas gentes, ajenas a nuestros pensamientos, inválidas de ignorancia, carentes de conocimiento, felices, sin penas aparentes. Estas calles de la Granada que me es más familiar, más bonita, más cercana, como si fuera mi pequeña Granada, aparte del resto de la gran ciudad. Y los edificios con sus balcones siguen igual, sin variar, tras el paso de los años, siendo testigos del pasear de gente que, como yo, como otros, se han buscado la vida de una u otra manera, de forma inocente, llegados por una ilusión. Hoy, volviendo por esas calles, ves que todo cambia a la vez que el tiempo permanece. No importa si ahora hay tiendas que no existen, si el parque está reformado o los coches van en sentido contrario. No importa. El camino que queda por andar será igual que el camino que anduve mientras, sin querer, el pincel de la ilusión comenzó a dibujar el paso del tiempo en mi memoria...
Me gusta mucho leerte.
ResponderEliminarOs agradezo que leáis mis pequeños escritos. Eso me anima a seguir y a no dejar de escribir a diario.
ResponderEliminarSaludos!!