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sábado, 17 de julio de 2010

VACACIONES

Dulce palabra. De pequeño, vacaciones era decir libertad. Libre. Para hacer lo que quisiéramos despreocupados de todo. De mayores, significa descanso. Y descanso corto, además. Si acaso, unos días de viaje y gastos extras, y riesgo en la carretera, o en el tren, o en el avión... Una palabra con visiones tan distintas como personas hay en el mundo. Depende del trabajo, si es precario, si es cómodo; de los compañeros de trabajo, si hay buen ambiente o no; del estrés, de la tiranía del jefe, de la injusticia, de las horas extra no pagadas... En definitiva, independientemente del punto de vista, vacaciones. Las mías empiezan hoy, y sin pena ni gloria, seguiremos en la tónica habitual, quizá acostándonos algo más tarde, seguramente durmiendo media hora más, o una hora más siendo optimistas, con más tiempo que perder, sin lugar a dudas, con el mismo tiempo para aprovechar. Lo mejor del día, la despedida de mis compañeros y compañeras de trabajo. Algo que no tuve en otras empresas y que este año sí tengo. La calidad humana de los compañeros de trabajo. Si todas las empresas fueran así, la vida sería mucho más fácil.

¡Ah! Una reflexión: ¿La tristeza puede ser eterna? ¿Puede ser para siempre? Aunque haya gente que crea que sí, yo considero que no. Y el que así lo crea se está engañando. Básicamente, porque no merecería la pena vivir estando siempre tristes y porque entonces los únicos felices serían siempre los niños. Y creo que la tristeza suele llegar a una edad temprana: cuando adquirimos el significado del término "uso de razón".

1 comentario:

  1. La tristeza va unida a la persona, según su forma de ser. Hay quien la lleva dentro, y no la esterioriza, y otras, la llevan en la cara reflejada, y se esconden detrás de ella como si fuera una coraza...aunque no sea para tanto.

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