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domingo, 11 de julio de 2010

UN GUIÑO A LA MUERTE

Entre no querer ser padre y no poder ser madre, la diferencia es abismal. Cuando menos, existe una separación sustancial e importante entre ambas causas. Cuesta mucho tener un hijo o una hija. Esta mañana, mientras observaba en televisión el encierro de las Fiestas de San Fermín, reflexionaba acerca de esta cuestión. Ni me gustan los toros, ni el mundo en que viven ni nada relacionado con ellos. Es más, creo que no se debería permitir ningún tipo de maltrato animal. Pero esto es otro tema distinto... Pensaba en los miles de mozos (y no tan mozos) que participan en el encierro y en la forma en la que cada uno ha podido o pudo venir a este mundo, unos antes y otros después. Si nos ponemos en un extremo, algunos serán fruto de un embarazo no deseado. Si nos vamos al otro extremo, encontraremos a quienes tendrán unos padres que se hayan tenido que esforzar quién sabe cómo para haber podido traer a un niño a este mundo, sorteando infinitud de problemas. Cada ser humano tiene su propia historia, sus gustos y sus pasiones, y todo es respetable. Pero no puedo evitar pensar en aquellos padres que sufren lo que no está escrito para tener un hijo y que veinte o veinticinco años más tarde, éste decida jugarse la vida poniéndose delante de un toro. En esos momentos me doy cuenta de lo duro que tiene que ser perder a un hijo o a una hija. Tanto sufrimiento para que, en unos segundos, veamos las lágrimas desconsoladas de unos padres que jamás hubieran imaginado ese destino. Es cierto que no sabemos donde estará nuestro momento, y que todas las profesiones, desde ser torero a ser albañil o estar sentado en una oficina, tienen su riesgo. Pero hacer algo por propia voluntad con semejante riesgo, sinceramente, me da que pensar en que el verdadero egoísmo de la raza humana tiene en este punto su auténtica y genuína raíz. El problema es que no sabemos cómo serán nuestros hijos...

1 comentario:

  1. MUY BONITA REFLEXION,PIENSO EN ELLO CONSTANTEMENTE, AUNQUE HE ENSEÑADO A MIS HIJAS A VALORAR LA VIDA Y SOPESAR LOS RIESGOS, NUNCA PODEMOS DECIDIR POR ELLOS...SUFRIMOS PUES NOS CUESTA SOLTAR EL CORDON QUE NOS UNE, PORQUE ANTE TODO NOS IMPORTA QUE VIVAN,QUE NOS SOBREVIVAN...

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