A cada ilusión, un viejo paso por caminar. A cada paso, una pizca de soledad. A cada soledad, una cantidad inmensa de dedicación. A cada dedicación, una mente con alma de devoción. A cada devoción, una vida por delante. Que las vidas por detrás forman parte del olvido, y los olvidos despiertan el rostro de la niñez. Que el amor pasea de las manos, y vuestras manos no entienden de desamor. Que tus ojos no se pueden ver si no se los quieres abrir de par en par. Sin mirar, no se pueden abrir. Sin sentir, no se pueden tocar. Acariciando los susurros que la lengua dibuja sobre la piel. Que la frialdad de ésta confirme vuestro amor, sobre seguro, con paso firme, apartando el otoño dibujado en forma de hojas tristes que se juntan para evitar ver triunfar el invierno de vuestra bondad. No os esperéis toda la vida. Que los lamentos no están hechos para los enamorados, callados, quietos, llenos de intentos por encontrar la felicidad. Que los lamentos no sufren la inmensidad de vuestros corazones. Y vuestros corazones no desean sufrir más, sin enseñar la felicidad que son capaces de demostrar. Porque no me cabe duda... os merecéis felicidad.Con cariño, para Mayte y Anto.
Manolo, eres la leche,(con perdón) :)
ResponderEliminarSiempre tienes unas palabras para los demás.
Un texto precioso el que les has dedicado, sobre todo sincero.
Mi enhorabuena a ti también por tus bellas palabras. Y a ellos ya les dejé mi cariño en su nuevo hogar.
Un beso
Hola Anne... las palabras no cuestan nada, son gratis, como las sonrisas y los abrazos. Quedan tantos momentos por vivir que procuro que todos quepan en el blog, y este era un momento especial.
ResponderEliminarAprovecho para darte mi enhorabuena por los escritos de tu blog. Tú también mejoras día a día.
Besos!!
¡Pero qué grande eres Manolo! Me has dejado con la boca abierta, que al terminar de leer se ha cerrado en una gran sonrisa de agradecimiento y emoción por las bellas palabras que nos has dedicado a May y a mí. Como persona no tienes precio, y estoy seguro de que lo sabes, o deberías, así como las personas que te rodean, que tienen la gran suerte de disfrutar de tu compañía. Eres muy grande, te vuelvo a repetir, porque esa es la verdad. Muchas gracias.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo!
Un hermoso "homenaje" hacia dos personas a las que,aún recién conociéndolas hace porquito, vislumbran un alma interesante y un corazón muy grande.
ResponderEliminarComo el tuyo, Manolo. Siempre he dicho desde que te encontrara en este Universo Blogger que eres una persona especial y digna de conocer.
Besos
Conforme iba leyendo ina pensando en ellos hasta que he llegado al final y estaba en lo cierto.
ResponderEliminarNos alegramos por ellos y mucho
Oye, cada vez escribes mejor, ¡estás que te sales!
Estoy con Akasha, eres especial y no dudes en avisar sí decides darte una vuelta por estos lares.
Besos.
Hola Zarzal!!
ResponderEliminarGracias a vosotros por ser como sois, por formar parte de este blog que un día llegué a pensar que no tenía sentido seguir escribiendo en él, pero que ahora sé que algo, aunque sea muy poco, merece la pena.
Abrazos!!
Akasha, a tí no te doy las gracias porque te puedes enfadar, jejeje... es broma. Es cierto que nos conocemos desde hace poco, pero el tiempo no importa, sino la intensidad.
ResponderEliminarNo soy ni más ni menos especial, ni escribo mejor ni peor que nadie. Sois vosotros los que hacéis que yo pueda parecer grande. Pero sigo pensando que soy un muchacho normal.
Besos.
Gracias Wendy por el ofrecimiento. Te digo lo mismo que a Akasha, ni escribo mejor ni peor, sino igual que antes de empezar.
ResponderEliminarBesos y descansa!!!
“Apenas sumergida por primera vez en la magia de tus manos, me encontré un mundo distinto, ajeno de toda hipocresía y falsedad.
ResponderEliminarLas hojas aparecían sobre tus yemas, dejando huellas imborrables sobre un lienzo maduro.
Nunca la pluma desató su miedo, y si lo hizo, fue el miedo más hermoso por ti sentido.
Te escuchaba en silencio, y preste a servirte mis palabras un día cualquiera, descubriendo poco a poco en ti, alguien poco corriente, alguien que no sabía lacerar la vida, aun cuando ésta despojaba sus afiladas zarpas.
Siempre tan integro, ascendiendo con tu don, a los más difíciles corazones cerrados.
Tienen tus letras el reflejo de tu alma pura, tu visión desgarrada apenas por la lluvia de otros días recordados.
La gloria fue silueta en Granada, un ser divino, que me inunda hoy de lágrimas.
Que me llena y me desborda de agradecimiento a ti confesado.
Y a ti te confieso, amigo mío, eres luz, luz de la que llena cualquier espacio.
No te apagues nunca, que seremos muchos los quedaremos en la más triste oscuridad.”
Manolo, mi queridísimo amigo, amigo del alma, compañero de letras.
Esto que has hecho es enorme, muy significativo para mí, y que te estaré eternamente agradecida.
Sé que nunca esperas las gracias, pero ¿sería justo que me callara y no te las diera?
Ante todo siempre he respetado como eras, tú dices “normal”, pues qué normalidad más hermosa hay en ti.
Quiero que como siempre, confíes en mi apoyo, y en la ayuda que te pudiera procurar si alguna vez la necesitas, esto es algo que jamás te he dicho por decir y lo sabes.
Seguiremos leyéndonos como siempre, en mis letras nada ha cambiado ni lo haré, quizá que sean menos oscuras que de costumbre…
Te mando el mayor de mis abrazos, que espero y deseo que te llegue cálido.
Como dijo alguien por ahí arriba “Eres grande, muy grande” Manolo.
Besos irrepetibles y llenos de mí.
Tendré que empezar a acostumbrarme a llamarte May... jejeje.
ResponderEliminarTus palabras me producen una ambigüedad que no pensaba podía llegar a sentir. A todos nos gusta un dulce, y tus halagos, quizá inmerecidos (no seré yo quien me juzgue a mi mismo) me producen alegría, pero a la vez me llenan de tristeza, una tristeza contenida pero que se puede ver con total claridad simplemente asomándote a la ventana de mis ojos. No se puede disimular lo realmente evidente.
Porque a pesar de todos mis esfuerzos, me siento perseguido por la palabra fracaso. Y no me preguntes por qué, porque no lo sé. Lo único que puedo hacer es seguir siendo yo mismo, y que el paso del tiempo de y quite razones.
No sólo los abrazos, cada una de vuestras palabras me llegan cálidas y sinceras. Lo agradezco enormemente.
Besos.