No sabría definir de forma muy correcta el significado de la palabra añoranza. La añoranza podría ser una hilera de bancos vacíos esperando contar los secretos de la experiencia. Podría ser el deseo de retornar a los años en que nos sentimos jóvenes. Años melancólicos en tonos grisáceos u oscuros en los que no hacía falta recordar. El presente no se alimenta de recuerdos inexistentes. Nos vemos en la obligación de cambiar por nuestros hijos, y por los hijos de nuestros hijos... y así hasta que, un día, vemos el color de la añoranza. Y entendemos a nuestros mayores, que nos contaban sus "batallitas"; en realidad, nos estaban dibujando una añoranza de color rosa. Ni muy triste, para no hundirnos en la miseria, ni muy alegre, para no hacernos perder de vista la cruda realidad. Pero, al menos, con cierto optimismo. Los ciclos se repiten, y volveremos a vivir momentos desagradables por los cuales ya hemos pasado. Y dichos momentos, los vivirán por nosotros; mientras tanto, en cualquier plaza, en cualquier calle, los bancos seguirán vacíos, esperando a ser ocupados por personas que sepan el significado de la palabra añoranza. Difícil de explicar; fácil de entender. No hace falta perder personas queridas, o cosas queridas, para percibir lo que es la añoranza. Es suficiente perder un simple recuerdo. El olvido de la añoranza nos hace llorar en el alma de quien fue niño al menos una vez en la vida. Y algunos aún seguimos siendo niños ingénuos...
Unas bellísimas palabras, querido Manolo.
ResponderEliminar"Añoranza" tan hermosa palabra, pero que guarda en sí cierta tristeza, por momentos ya pasados a otra página más de nuestro libro de la vida.
No todas las añoranzas han de ser tristes, pues a veces añorar un momento alegre, pasado con amigos, en familia, nos hace brotar la más tierna sonrisa.
Yo añoro tantas cosas, que a veces intento cerrar la memoria con llave, inutil cometido, porque hay puertas en el alma que jamás se cierran, y menos cuando los sentimientos andan jugando de las suyas por el medio...
Me has encantado, como siempre.
Un abrazo trasnochador, de esta amiga que te quiere ya, una jartá :)
Hola May.
ResponderEliminarLa añoranza forma parte de nuestras vidas. A raíz de una conversación mantenida anoche con mi madre, se me ocurrió escribir estas palabras. Es inútil intentar echar la llave a las puertas sin cerradura. Además, en realidad, no queremos cerrar a cal y canto las puertas de nuestra vida. Así se debe de sentir el que desconozca el sentido de esta palabra.
No sabemos si añoramos a nuestros mayores, a nuestros abuelos, o si añoramos los momentos vividos con nuestros hijos.
Gracias por leerme... gracias por entenderme.
Besos.
Lo bueno es que gente como tu no pierda de seguir siendo un niño ingenuo...yo añoro esa ingenuidad.
ResponderEliminarBesos
La añoranza viste tules de melancolía y encajes de nostalgia, y cada vez que abrimos el armario de nuestra mente nos encontramos con que esa palabra se adueña de nuestro corazón.
ResponderEliminarAñoranza... morriña que se dice aquí, es todo aquello que nos encoje el corazón ante el brillo de un recuerdo, de un instante fugaz que sin embargo permanece grabado a fuego en nuestro magín.
Besos amigo mío
Montse, creo que el tipo de añoranza que yo siento no se puede explicar. Creo que es una mezcla de ingenuidad, infantilidad, inmadurez...
ResponderEliminarDe todas formas, la añoranza sigue siendo añoranza, tanto para lo bueno como para lo malo.
Intentaré no dejar de ser yo mismo.
Besos.
Hola Akasha... es verdad, allí decís morriña. Ciertamente, todo aquello que te recuerde algo que anheles volver a vivir o volver a ser... esa añoranza es la más difícil de disimular.
ResponderEliminarCreo que morriñña engloba aún más el término añoranza, y no pretendo explicarte lo que es la morriña, imagino que tú lo sabrás mejor que nadie.
Besos.