A Mónica la conocí en aquellos tiempos en los cuales el chat era diversión y el messenger un completo desconocido. En aquellos tiempos, el precio de internet era el de una llamada local, y existía un programa que en forma de icono se situaba al lado del reloj y te decía los minutos y las pesetas consumidas en dicha llamada. No sólo conocí a Mónica; también a Olga, María, Nerea, Paula, Rocío, Esther, y un largo etcétera en unos tiempos donde los blogs no existían, las webs con fotografías eran todo un lujazo y los buscadores apenas encontraban nada. Mónica, natural de Valdemoro, es la única de todas aquellas que con su perseverancia se ha ganado un rincón en mi corazón, siempre me escribe, es de las pocas personas que me felicitan por mi cumpleaños, y también la Navidad, siempre fue sincera conmigo en sus charlas, ahora en sus cartas, diciéndome en todo momento lo que buscaba, como era, como estaba, sus problemas, sus inquietudes... y yo con ella también. Desde Navidad no le escribo a Mónica, y hoy me propuse que no pasara más tiempo. Quiero estar más comprometido con la gente que lo merece, y Mónica es una de esas personas que en verdad lo merecen. Además, se acerca su cumpleaños. Y que mejor ejemplo, que la foto de la carta que le acabo de escribir. El lunes, destino Madrid... por cierto, que después pagaba religiosamente a mi madre el importe de la conexión. Cien pesetas diarias de media, por aquella época, algo más de una hora. Y ahora nos quejamos cuando se va la conexión. Qué desagradecidos...
Cuando comencé a utilizar internet la conexión era de marcación pero ya habia tarifas planas auqnue eran muy lentas, parece que ya hemos olvidado aquellos tiempos.
ResponderEliminarEstablecemos relaciones virtuales que en la mayoría de los casos se diluyen en el olvido así que me alegra que aún tengas contacto con alguna de ellas.
He seguido tu nick por el comentario en un blog amigo, espero que pases a visitarme y quizás te guste lo que encuentres :)
Besos.
Ahora mismo voy a ver que tal...
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