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jueves, 2 de septiembre de 2010

ARTIFICIOS Y DESPROPÓSITOS

Fin de fiesta. Caminando por las basuras de la tolerancia, esquivando plásticos asesinos, decidí acabar con la situación de una vez por todas. Al final, han sido capaces de pinchar con la punta de un alfiler la pluma que guardo en mi alma, el desazón que atraviesa mis tormentos. Artificios fáciles de crear pero difíciles de creer. Han sacado punta al despropósito de terminar creyendo que no creo en nada. Nada más artificial que un fuego mal creado, que la ilusión quebrantada por los deseos del infeliz. Nadie puede permitirse esos lujos cuando ni siquiera se le tolera, al menos, un simple deseo. Por eso no diré a nadie donde iré, ni por cuanto tiempo me iré. Ni mucho menos, el por qué. ¿Para qué? No se puede intentar evitar lo que es inevitable. El viajero se sintió, por una vez, libre de serlo, de ir al lugar donde se tiran las cerillas inútiles, aquellas que ya han ardido. Pisando el suelo de los caminantes, de los viandantes que desconocen la identidad de todos aquellos con los que se cruzan por la calle. Con dos mochilas a sus espaldas, la de la libertad y la de la felicidad, gastando sus momentos en hacer... nada. O todo. Todo lo que quiso hacer mientras era preso de las zancadas de la gente. De todas las zancadas excepto de las suyas. No olvidemos que la belleza se encuentra en todo aquello que nos gusta, por eso nunca puede ser algo plenamente bello a la vista de todos. Aunque el tema de la belleza lo trataré otro día... quizá mañana, cuando vuelva a ponerme en la mente de mi viajero particular.

1 comentario:

  1. ser un viajero con dos mochilas difíciles de llenar, yo muchas veces senti la urgencia de caminar de irme no se a donde.
    pero me sirvió no hacerlo para poder solucionar lo que me hacia daño.
    saludos.

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