No hay nada como reconocer nuestros propios errores, y eso, hoy en día, es muy difícil de ver. Y de valorar. Porque decir públicamente que nos hemos equivocado, cuesta. Todos nos equivocamos, y además sabemos cuando lo hacemos. Lo que no hacemos es reconocer esa equivocación. Quizá de manera íntima, quizá a quien no debemos, pero a quien verdaderamente importa, nos cuesta un mundo. Esta es la valentía que le hace falta a este mundo en el cual vivimos para que sea un poquito mejor. Con esto quiero decir que yo, como todo el mundo, me equivoco, y seguramente, más de la cuenta. Como todo el mundo, no suelo estar siempre contento de mis actos y de mis obras. Seguramente tenga más errores que aciertos. Pero probablemente, la mayoría de la gente también los tenga. Es algo con lo que todos tenemos que contar. Si no existiera la tolerancia, nadie se hablaría con nadie, siempre estaríamos reprochando a los demás que todo lo hacen mal y nos creeríamos los más perfectos sobre la faz de la tierra. Cuantas cosas funcionarían mejor si tan sólo la mitad de la gente tuviera un mínimo de nobleza apta para ser simplemente una buena persona, o una mejor persona... Tenemos mucha tolerancia que aprender.
Tolerancia y humildad dos virtudes bien escasas. Todos nos equivocamos pero unos no dudan en admitirlo mientras otros dan argumentos inverosímiles para seguir manteniendo su postura, Pienso que ni ellos se lo creen pero es que nunca se equivocan y con su "enfado" lo justifican todo.
ResponderEliminarBuenos días.
Muuucha querido Manolo, en un mundo movido por el orgullo la arrogancia y la ambición. ¿Por qué será que como tú bien dices a aquellos que nos quieren solemos rechazarlos a menudo sin pensar, y nos cuesta horrores pedirles perdón?
ResponderEliminarPersonalmente soy bastante orgullosa, pero no me cuesta nada en absoluto disculparme, de hecho soy de lágrima fácil y con ellas las palabras parecen deslizarse mejor.
Odio a aquellos que no bajan la cabeza ni un ápice y que encima de saberse equivocados mantienen ese odioso aire de dignidad...
Besos
Por lo que ambas decís, por eso, reconozco que soy el primero en hacer muchas cosas mal. En que es imposible hacer algo que guste a todos, y que para quedar bien con uno, quizá tengas que quedar mal con otro...
ResponderEliminarPero luego, me detengo y veo que casi todo el mundo a mi alrededor hace lo mismo que yo, y que la tolerancia brilla por su ausencia. Por eso, desde mi primer desamor, allá por el 2002, concluí en la siguiente frase: "No importa la bondad de tus actos en el pasado; siempre te juzgarán por tus errores".
Besos.