Cuando vuelves a tu ciudad, cada cierto tiempo, se pueden comprobar los cambios que en la misma se van produciendo. Sin entender de política, me atrevo a decir que los cambios superficiales que los ciudadanos de a pie quieren ver son de agrado de los habitantes, y los políticos son conscientes de ello. Un ciudadano, esté el gobierno que esté, sabe que tiene que pagar ciertos impuestos y que habrá cosas que serán de la misma manera independientemente del color del Ayuntamiento. Pero si la ciudad cambia, las obras, odiosas obras, dan resultados llamativos y el ciudadano lo aprecia, el político de turno tiene, en las próximas elecciones, la mitad del trabajo hecho. Linares está cambiando mucho, y esta mañana, que estuve por allí, aproveché para actualizar mi repertorio de fotografías del Coso de Santa Margarita, con las nuevas estatuas de los leones y el toro, y del Paseo de Linarejos. De paso, me compré dos libros, que empezaré a leer en cuanto termine el que tengo ahora; si las agujas del reloj me lo permiten...
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