LA FIEBRE DEL ORO
Imponemos nuestros valores a nuestras preferencias. Es obvio. no podemos pensar sin actuar, aunque generalmente es a la inversa. Creo que cuando nos damos cuenta de que nos queda mucho por mejorar es cuando valoramos el tiempo que nos queda por estar en esta vida. El oro, en cada una de sus versiones, tiene un precio, y éste suele ser polivalente según el color del metal preciado. No es oro todo lo que reluce. En la línea que separa nuestro horizonte de la realidad se bañan nuestros sueños, se mojan nuestras esperanzas y se empapan nuestras realidades, que es lo único que, a día de hoy, me interesa. Ya lo he dicho otras veces... el tiempo no se pierde, solo se invierte o se transforma. Y, como toda inversión o transformación, puede salir mal parada.
Miré mi sangre a través de un cristal de color rojo y, obviamente, me confundí de color. El oscuro siempre le gana al claro, independientemente del punto de vista. Los que son más fuertes que yo siempre serán más fuertes que yo. En todos los aspectos.
Se puede perder todo el tiempo del mundo en buscar oro mientras nos damos cuenta de que no lo vamos a encontrar. Entonces es cuando echamos de menos el tiempo. El dinero no se puede transformar en tiempo pero quizá a la inversa, funcione nuestra teoría...
...el problema es saber cómo hacerlo. Si todos supiéramos, el oro no existiría. O tendría otro valor. Nunca lo sabremos.
El pasado es nuestra carta de presentación, pero siempre seremos el tiempo que nos queda.
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