O lo que es lo mismo: uno, dos y tres. Y da igual lo que tenga en la mano... al instante vuela por los aires. Porque vacaciones para algunos y algunas significa más trabajo para otros y otras. Que cada cual escoja su grupo. Hay momentos que no se cambian por nada, aunque tengas ganas de que terminen. En el recuerdo pesan menos y marcan más. Crecemos porque pasan los años, o al revés. Pero no los nuestros, sino los de ellos, haga frío o calor, llueva o sople el viento por los cuatro costados. Y, ahora, cuando termina el primer ciclo vacacional de este año, comparo, que no compito, buscando anécdotas y frases que recordar, momentos para no olvidar y miradas que enamoran cada uno de los sentidos, por muy mal que se pueda pasar.
"Abua" es agua; "do do ta" es uno, dos y tres. "Aya" es Noa, "tata" es caca y "pichipichi" no sabemos lo que es, pero seguro que es algo que sólo ella puede entender. Recuerdo que la hermana, con su edad, decía cosas parecidas, pero no iguales. Cada una tiene su sello y su personalidad, desde ya, tan pequeñas, tan suyas.
No es momento de ponerse sentimental, pero me duele pensar en un futuro no muy lejano y que puede ser muy dispar para dos hermanas que se adoran nada más verse, siempre que pueden verse, claro está. Y a veces pasa demasiado tiempo para que eso ocurra. Algo se está haciendo mal en este país cuando alguien que no conozco (juez o jueza...) dictamina cuándo dos hermanas pueden estar juntas... pero bueno, esa es otra historia que seguro tiene diversidad de opiniones y también de derechos, válgame el Señor, como dirían aquellos...
Estoy seguro de que hay gente que reniega de todo esto, que no quieren reconocer a mis dos hijas como hermanas, que la pequeña es obviada, negada, omitida o ignorada. Les dolerá que la mayor sea un clon mío cuando yo tenía su edad... tampoco podría ser de otra forma, obviamente. En este caso, la lucha es por ellas, y mi misión en esta vida es que una nunca olvide a la otra, al menos hasta que obtengan la mayoría de edad.
Después de eso, como ya he dicho otras veces, nadie es dueño de nadie, la esclavitud ya no existe. Y ahí andamos, agotado, mientras el verano pasa ciclos y los ciclos cumplen con el verano. La espera se hará corta y la estancia intensa. Mejor así que no de otra forma...
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