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sábado, 8 de julio de 2017

NECIOS

No sabía yo que podía imponer tanto respeto... Parece que no es suficiente con tener buena voluntad y que unas palabras sacadas de contexto pueden generar miedo. No tengo miedo a que nadie me hable... tampoco soy tan importante como para llegar a ese extremo. Pero sí es cierto que me da miedo a que me den una mala respuesta, ya sea en tono o en forma. Como a todos. Nadie quiere una mala respuesta. De todas formas, esto es lo de menos. Lo verdaderamente triste es no reflexionar o no valorar el resto de la vida. Y así vamos pasando el tiempo. Así somos los humanos por naturaleza; nos preocupamos de buscar el conflicto, la pelea o el malestar por cualquier insignificancia en lugar de pasar página, saber ver dónde está lo importante y, lo más grave aún, ignorar una solución que todos conocemos.

No quiero ir de víctima porque tampoco lo necesito. Pero llegados a este punto uno se plantea si realmente merece la pena poner buena voluntad y buscar cordialidad en las tareas del día a día o si, simplemente, deberíamos hacer las cosas como robots, automatizadas, sin relacionarnos, sin hablar, sin consultar... porque en cualquier momento, nos pueden dar una mala contestación. Lo que es obvio para ti, puede no serlo para mi... pero preguntar ese pequeño detalle puede suponer toda una aventura. Entonces deberé tener iniciativa, pero estaré siempre bajo vigilancia para no cometer errores. Y aquí, una vez más, tengo que decir que los errores no existen cuando las soluciones pueden ser más de una, y ese es nuestro objetivo. Otra cosa diferente es que no te guste cómo hace cada uno sus cosas... pero no estoy pidiendo compartir gustos; me basta con respetarlos.

Si no hago nada actúo mal; si tomo la iniciativa puedo actuar peor. Un callejón sin salida que nos lleva a la autodestrucción. Pero, como dije, así somos los humanos...

Necios. Por permitirlo. Y cada día que pasa aumenta la frustración. 

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