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sábado, 22 de enero de 2011

LINARES EN LA SANGRE

No lo puedo evitar. Llevo a Linares en mi sangre. Y creo que es algo que llevaré siempre. Por suerte, o por desgracia, será así toda mi vida. Hay a quien no le importa el lugar en el cual ha nacido. Puede que ese sea al lado malo de la ambición. Es muy importante no olvidar de donde venimos, al igual que debemos de saber hacia dónde vamos. El que se considera sin ciudad natal, para mi es casi como si no quisiera tener identidad. Quizá le tenga miedo al futuro, ese que se acerca sin preguntar, sin avisar de lo que nos está preparando. Y algún día, cuando mis padres no estén, teniendo Linares a menos de hora y media de viaje, no sabré dónde parar. Alguna vez ya me hice esta pregunta. Me gustaría seguir yendo a Linares una vez al mes, como hasta ahora, y seguir paseando por sus calles, ver a sus gentes, y estar con los amigos y la familia. Pero es todo tan incierto... me imagino dentro de veinte años reservando habitacion en un hotel, en Semana Santa, en Feria, en algún evento, y dejando mis pocas cosas encima de una cama extraña en mitad de la ciudad. Y salir a la calle, y sentirme extranjero en mi propio Linares. Ahora mismo me produce una inmensa tristeza pensar en ello. Pero dejemos que el tiempo siga decidiendo nuestras vidas. De todas formas, veinte años es mucho imaginar, y mientras pasan no voy a dejar que la vida transcurra sin irse de rositas...

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