UNA DERROTA ANTICIPADA
No todos los mercenarios se venden por dinero. Ahora, que vuelvo la vista atrás, escucho y observo, interpreto y entiendo, separo la niebla de los infiernos, me libero, muerdo y hasta contemplo las estrellas de vez en cuando. Pero sin darme demasiados lujos. Mi prudencia no me va a salvar la vida, aunque algunos pretendan lo contrario; mas no me preocupa el contrario sino el tener al enemigo cerca y con la mirada turbia. Con mi cuchara de cristal esparzo el polvo de diamante sobre las nubes que atraviesan mi cuerpo, de norte a sur, de vida a sueño, de mar a océano, de salitre al sudor, aunque esto ya se menciona en alguna que otra canción. Pero las canciones no tienen dueño cuando suenan con nuestra propia voz, supongo.
No me acomodo, ni tampoco me acostumbro a lo bueno o a lo malo por venir. Sería un necio si me dedicara a contemplar el tiempo viajar. Un mal juego, una mala tarde, una mala partida o una mala pasada son expresiones que pueden ser usados por cualquiera en diferentes contextos. El sentido no usa la razón, pero la razón puede que juegue a tener cierto sentido. Es todo según se mire.
Odio esos momentos en los que la luz entra por la ventana y me vislumbra por encima de mis pestañas, soltando lágrimas y dejando caer suspiros en la alfombra de mis ilusiones... porque aún sigo teniendo muchas, pese a quien le pese. Incluyamos al propio tiempo como entidad; aunque éste sí es verdad que cada segundo que pasa, nos va sacando ventaja.
Nadie le puede ganar al tiempo; tan solo los inmortales pueden mirarlo de frente sin achantarse.
Y yo no conozco a nadie que lo sea.
Precioso, lleno de pájaros poesía
ResponderEliminarMuchas gracias, Ainhoa, por comentar, por tus palabras y por pasarte por aquí.
ResponderEliminarSaludos.