MIL OLVIDOS Y UN SUSPIRO
Un recuerdo vale más que mil emociones, pero también una emoción vale más que mil recuerdos. Todo depende de si nos quedamos con el recuerdo o nos quedamos con la emoción. Se acercan días en los que tanto los recuerdos como las emociones nos pueden hacer reír y llorar... No creo que existan días tan contradictorios como los que quedan por venir. Cuando no nos duele lo propio, menos aún nos va a doler lo ajeno. No valen los reproches llenos de humo incoherente, ni la mitad de las noches, ni la mirada a poniente acicalada en tu sonrisa bella, dulce, indigente, que encuentra consuelo mientras despierta la ira y bailan las luchas de la gente indecente... en las que falta ella, como ya dije, anteriormente, la mitad de los días y el resto de los meses.
La inocencia no tiene edad, y la ingenuidad no sabe medir el tiempo... es de esas cosas que nunca madura. Si chocan nuestros gritos, malditos, sobran nuestros motivos, aquellos que persigo aunque tú no te impongas ni yo me mutile con la muerte del olvido. Y aquí volvemos al principio...
Un recuerdo vale más que mil olvidos y un olvido no vale nada en el justo momento en que deja de ser recuerdo. Pero también pienso en quienes necesitan recordar... ese suspiro que se nos escapa cuando nos acordamos de alguien y...
...no puede estar... no sabe estar... no quiere estar... da igual el motivo, solo importa el recuerdo que, por una vez, le gana al olvido.
Aunque nos duela la emoción.
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