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domingo, 30 de diciembre de 2012

RECORDANDO LOS OLVIDOS

Recordando los olvidos, olvidé los recuerdos de mi memoria. Jamás modifiqué mi pensamiento en favor de la razón. Jamás pensé en el sufrimiento provocado por el corazón. Jamás... quizá... demasiada reflexión. Que el sol brilla cuando quiere, y cuando no quiere, no necesito más dolor. Perdí mi Luna en el intento, cambié desprecio por amor, que si te roza el viento... ¡Que si te toca el viento pierdo el miedo al rencor! Ay, si te rozara el viento... y pudieras quitarte la venda que moja de lágrimas la espina que clavaste aquél día que vi, contigo, cómo se escondía el cabello rubio del sol. Muchas cosas han pasado desde entonces. Acuérdate. Que no hay maldad en ninguna de ellas, salvo la que quieras buscar. Y si además de buscarla, la quieres encontrar, no te digo más...

Acuérdate de los olvidos mientras guardo la llave de mi memoria en la llama de cualquier vela. Azul. Por supuesto.

Seguramente, no sé apreciar lo bueno de la gente. Puede que no sepa apreciar lo bueno de nada. De absolutamente nada... lo sé. Demasiados defectos en una misma persona. Pero la pared contra la que reboto continúa intacta. Por una vez, podría decir que no tengo Esperanza. Definitivamente, hay cosas que pesan demasiado, y uno, cuanto más tiempo pasa, más tiempo camina, y eso termina pasando factura...

Llegará el año en que los momentos malos superen a los buenos. Quizá no... nunca se sabe. A veces, lo que yo necesito no es lo que otros desean, y viceversa. Y sé que hay que escoger, y cuando escojo pueden pasar dos cosas: que acierte o que no acierte, ya sea conmigo o con los demás. Hagamos un lavado de conciencia y mirémoslo desde un punto de vista para con los demás. Imaginemos que, según los demás, acierto: es una forma de morir yo sólo poco a poco... Imaginemos que, según los demás, no acierto; en todo caso, sería un acierto personal: me matarán poco a poco.

En este caso, el fin justifica los medios (realmente, el fin no varía), y puestos a elegir, prefiero empezar a acertar a mi favor. Pero, ¿por dónde iba? ¡Ah, sí! Recordando los olvidos...

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