El 30 de abril, cuando yo era pequeño, celebrábamos en mi casa el cumpleaños de mi Tía Maruja (en verdad, tía de mi madre). No recuerdo muy bien que edad tendría yo cuando ella murió. Lo que sí recuerdo es que compartí habitación con ella, concretamente aquel curso de primero de EGB, cuando una noche estaba 'estudiándome' cuáles eran los 5 sentidos. Por circunstancias, mis padres construyeron su casa donde vivían mis abuelos, y allí vivimos todos unos años. Mi tío Miguel (en realidad, tío de mi madre), mi tía Maruja como indiqué anteriormente, mi tía Lucía (también tía de mi madre) que ni siquiera llegué a conocer... mi Abuelo Manuel y mi Abuela Isabel. No olvidemos que, cuando eres pequeño, conoces a mucha gente mayor sin saber muy bien el porqué... Todos ellos son la quinta generación, o la primera, según se mire. Mi tía Manuela (tía-abuela, en realidad, por parte de padre), la tita Teresa, el abuelo Alfonso, la abuela Carmen, la tía Paca, los hermanos de mi abuelo... toda una generación de gente sabia y que, quiera o no quiera, mis hermanos y yo tenemos lo que tenemos y somos lo que somos gracias a ellos. Nosotros, la tercera generación, debemos estar siempre agradecidos a ellos. No sé muy bien ahora donde están, yo quiero creer que están todos juntos, en el cielo o en algún lugar parecido, donde no existen las generaciones y están con sus hermanos, padres, abuelos, y éstos a la vez están con sus hermanos, padres, abuelos... Esto lo escribí el día de tu cumpleaños, tita Maruja, el 30 de abril. Aún me acuerdo del futbolín que me compraste un año para reyes. Estés donde estés, dale recueros a la quinta generación. Todos llegaremos...
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