Hay días tristes y días felices, días importantes o intrascendentes, o simplemente hay días peores o mejores, sin más. Los días pasan y pasan y siempre estamos en concordancia con las pequeñas cosas de la vida que hacen que dichos días se puedan, algún día, soñar. Y no basta con soñar cuando cerramos los ojos para olvidar, sino cuando queremos tenerlos abiertos para poder, simplemente, recordar. Porque si no sueñas con la vida, la vida no va a soñar por ti, y si no te ríes de la vida, la vida se va a reír de ti.
Pienso que los momentos buenos de nuestra existencia los tenemos que buscar, mientras que los malos momentos que nos regala la vida ya se van a encargar ellos solos de encontrarnos sin que tengamos necesidad. Esta mañana, cuando lloré, simplemente por recordar, busqué luego la risa para poder caminar de nuevo... y la encontré cuando miré el suelo y vi cada cosa en su lugar. Cacé mi sonrisa al vuelo cuando miré a los ojos de esa muñeca que aún está aprendiendo a andar.
Así que he decidido que voy a reír siempre después de llorar. De lo contrario, la vida estaría descompensada. Y yo no lo voy a tolerar. Sería injusto...
...si las lágrimas no van al mar.
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