Tengo que andarme con 4 ojos para intentar no herir sensibilidades. No me ha servido de nada madrugar, total, ha amanecido a la hora de siempre y tampoco tengo demasiados ánimos para partir. Comienzan mis vacaciones, y, sin muchas ganas, me iré a Linares cuando me dejen. Casi obligado por ser el último día de las fiestas de allí y tener la posibilidad de reencontrarme con algún amigo que hace tiempo que no veo. Con la ilusión cargada a la espalda en forma de cámara de fotos. Con los ojos llenos de lágrimas porque no me cabe más tristeza en el corazón. Con sentimiento de culpabilidad si me voy una hora antes simplemente para reposar allí, tener tiempo de llamar a alguien más o irme a pasear con mi soledad. Con miedo a volver tan sólo un minuto tarde. Tengo los nervios a flor de piel, revoloteando por el estómago como si me hubiera enamorado por primera vez, que no me dejan casi dormir, que no me dejan casi ser. He perdido 8 kilos y para nada he dejado de comer. Esta última semana ha sido para olvidar. Con apenas 5 horas de sueño al día, y las cosas sin cambiar. Hoy empiezo mis vacaciones... y ya casi tengo ganas de volver, porque al menos, en lo cotidiano, quizá me pudiera esconder.
Vacaciones en las que procuraré, al menos desconectar. Porque seguramente, no haré lo que quiero, y, con suerte, podré hacer lo que debo, aunque no tendré tiempo suficiente. Y me costará la vida. Pero, al menos, lo intentaremos. Pondremos al mal tiempo buena cara. De todas formas, ya me está costando la vida...
Vacaciones en las que procuraré, al menos desconectar. Porque seguramente, no haré lo que quiero, y, con suerte, podré hacer lo que debo, aunque no tendré tiempo suficiente. Y me costará la vida. Pero, al menos, lo intentaremos. Pondremos al mal tiempo buena cara. De todas formas, ya me está costando la vida...