Veranos sin sueño, veranos sin luz, veranos eternos de recuerdos. Llevo ya muchos veranos que no los paso en mi ciudad natal. Será la nostalgia lo que hace que estas fechas sean las más añoradas, aunque allí no hay ni playa ni montaña. Y hace un calor seco, enorme. Pero son los veranos los lugares donde mis recuerdos se quedaron a vivir. Largas noches de juegos callejeros, largas tardes de entretenidas compañías... en realidad, no me importa demasiado ir en determinadas épocas del año a mi ciudad, pero no ir en verano me produce como una especie de dolor que no se puede explicar. Desde que tomé esta vida, estar en Linares 4 días, 5 días, 7 días de verano... me dan la vida. Aunque no lo parezca. Los días se disfrutan más, pasan como más lentos al ser más largos. Todas mis vacaciones, después de cada curso escolar, y posteriormente en mis trabajos en aquella ciudad, las pasé en Linares. Debe ser por eso por lo que me siento así, por lo que necesito ir más que nunca en los meses de Julio y de Agosto. Aunque no lo entiendan... pero es que no lo sé explicar mejor.
Digan lo que digan, yo sé que la tierra para algunos es muy importante, yo adoro Madrid, no me imagino vivir en otro lugar, y sé que si me fuera querría regresar... ¿No puedes cogerte unos días? Puede que un fin de semana te sepa a poco pero... mejor que nada.
ResponderEliminarBesos.
Claro que te entiendo. Esos veranos de calor, donde había armonía, y nos juntábamos alrededor de una simple bolsa de pipas, escuchando a las abuelas y a las vecinas contar historias detrás del abanico. Donde soñábamos con ir a la piscina, o la playa, el que podía. Con el bocata de media noche en el cine de verano. !QUE VERANOS! Gracias por recordármelos. Un abrazo.
ResponderEliminarSe te entiende perfectamente, querido amigo. Precisamente y por lo que tú bien dices (que los días son más largos y nos daba tiempo a hacer mil y una cosas diferentes) cada vez que evocamos nuestra infancia y primera juventud los días de verano parecen ocupar en nuestra mente una parcela privilegiada. Aquellas jornadas de luna llena, de mucho calor, sentados en el patio mientras nuestros mayores conversaban acerca de mil temas diferentes y nosotros, desde nuestro mundo despreocupado, los escuchábamos o jugábamos entre sus pies.
ResponderEliminarCantaban las cigarras y los grillos, el cielo estaba despejado, y tranquilamente nos daba la medianoche mientras después de cenar veíamos las horas pasar.
Claro que entiendo que añores tu tierra y los recuerdos que en ella has dejado, aunque no hubiera playa ni montaña.
Ánimo, quizás puedas sacarte aún unos diítas para irte.
Besos enormes
Hola Tamara... sí que cogeré unos días, aunque sea dos y descanse menos de lo que debiera, pero bueno, creo que son necesarios.
ResponderEliminarEs lo malo de tener el cuadrante mes a mes, que no se sabe muy bien cuándo se puede coger uno unos días para disfrutar.
Besos.
Hola Tarja.
ResponderEliminarPues sí, qué veranos, cargados de juegos e imaginación, con los amigos, con tantas y tantas horas al día para disfrutar... tiempos que no volverán a ocurrir, por desgracia, pero que en nuestras manos quedan, y en las mismas están las oportunidades de intentar vivir como antaño, haciendo lo que más nos guste, sea verano o invierno.
Saludos!!
Hola Akasha, sí que me escaparé algunos días, como le dije a Tamara. Afortunadamente, no estoy tan lejos y no dependo de nada para escaparte, tego mi coche y todo lo necesario para sentirme siempre como en casa.
ResponderEliminarEs increíble como un sitio sin playa, sin montaña, sin nada realmente especial que lo diferencie de otros sitios, se puede echar tanto de menos.
Si pudiera disponer del mismo tiempo que antaño, si pudiera hacer lo mismo que antaño, en el mismo sitio que antaño, adaptado a las nuevas tecnologías, sería de lo más feliz. Es que soy así de simple para ser feliz.
Besos, amiga.