Quisiera pensar que el amor eterno no existe. Ni la felicidad eterna. En definitiva, nada que sea eterno. Lo eterno es como lo inmortal, que no se puede tocar, no lo tenemos al alcance de la mano. Volvemos al sempiterno debate... no sabemos qué es la felicidad, ni el amor verdadero, ni la suerte necesaria sin compasión del mundo entero. Es inútil esforzarse en cotas tan altas, cuando lo más sencillo, el respeto, nos lo saltamos sin darnos cuenta. Quizá deberíamos empezar por ahí. Yo quiero creer, en el amor eterno y en la felicidad. Quiero creer que existen, que son verdad, que no es otra invención más del ser humano. Quiero creer que la gente va de la mano, que las sonrisas son sinceras y los odios lloran sin desamparos. Quiero creer en la verdad de la vida, en la tristeza de los sentimientos, y en las lágrimas del amor. Soy así de iluso, y mientras crea, tendré vida, para bien o para mal. Si mañana desaparezco, no me gustaría que pensaran que lo hice por culpa tuya, tuya, o tuya... o quizá no tuya, sino de cualquier otro. Simplemente me gustaría que pensaran que mientras estuve, creí en algo. ¿En qué? No lo sé... quizá me lo digas tú algún día. Pero creí mientras intenté ser feliz. Y al menos, si no alcancé la cúspide, al menos entendí la base: el respeto.
Yo pensaba que el amor no existía, que sólo era dolor, miraba a mi alrededor y veía como la gente sufría, y pensaba, yo no quiero esto para mí, pero llegó, y hubo momentos en los que lo he pasado mal, pero como bien has dicho nos respetamos, y si miro el lado contrario, los momentos felices, superan a los malos con creces.
ResponderEliminarDurante mucho tiempo he mirado otras parejas, y he pensado, porque no sonríen más, porque van de la mano mirando cada uno para un lado, como si no quisieran mirarse.
Tal vez tenga un amor atípico, no lo sé, tal vez sólo sea parte del respeto, el cariño, la confianza, y el amor que nos tenemos, tampoco lo sé, pero sé que, sí existe algo por lo que creer, es en eso.
Y pase lo que pase, me enorgullezco de haberlo vivido, porque el tiempo que he llorado, me ha servido para hacerme más fuerte, y el tiempo que he sido feliz, ese tiempo, no me lo quitará nadie.
Jamás tengas miedo a vivir el amor.
Un beso.
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ResponderEliminarYo sí creo en el amor, querido amigo, y a juzgar por mis letras semanales sería de cretinos manifestar lo contrario. Asimismo creo en el concepto de la eternidad (que me parece algo maravilloso, algo muy grande como para ser explicado con burdas palabras, algo quizás etéreo e intangible) y en la inmortalidad. En definitiva todos esos términos que por desconocidos nos imponen cierto miedo o incredulidad.
ResponderEliminarEn cuanto al amor... sí, creo que existe y es posible vivirlo, sentirlo, sufrirlo, simplemente hay que saber encontrar a la persona adecuada con la que compartir madriguera.
Cuando hablamos de amor muchos se refieren al "enamoramiento", a esa pasión arrebatadora del principio de toda relación, a ese deseo constante de contacto físico y a ese anhelo que nos hace vibrar como un loco el corazón y crea maripositas en nuestra tripa.
Eso sí que no es eterno, querido amigo, ni falta que hace. La pasión tiene su propia fecha de caducidad y ese enamoramiento- que puede llegar a ser agotador según para quien-da paso a un sentimiento más grande y poderoso: el amor verdadero, la complicidad, la amistad romántica, el saberse compañeros de un equipo que avanza en comunión por la senda de la existencia. Da paso a un conocimiento mutuo, a una confianza tal que nos permite llegar a discutir sin que el resentimiento se apodere de nuestra alma, es mirarse un eterno instante y leer con claridad en el interior del otro, es esa maravillosa sensación de haber llegado al fin a puerto cada vez que llegas a casa y te refugias en el pecho de esa persona que hace más grata tu vida.
Ese amor es en el que hay que creer y el que hay que buscar, pues es el que hace que nuestra existencia merezca la pena.
Besos y buen inicio de semana, querido.
Hola a todos!!
ResponderEliminarBueno, esta era otra reflexión en voz alta, como suelo acostumbrar, sin referirme a nada ni a nadie en particular, por tanto no significa tampoco que esté pasando un mal momento o un pequeño bajón. Las cosas siguen como deben de seguir y nada más.
Es que hacía mucho tiempo que no estaba en una boda y el sábado estuve en una y sno sé por qué, pero las bodas siempre hacen reflexionar. Me identifico con lo que decís, auizá de alguna manera algo diferente, pero la base es la misma. Sobre todo, como Akasha explica, es imposible que esas mariposas del estómago fueran para siempre. Es como intentar ser siempre niños... desgraciadamente (o afortunadamente, según se mire), no lo somos siempre, pero es un paso que hay que dar para luego ser como llegamos a ser en la madurez. Es un paso previo. Todo momento tiene un paso previo... creo que con ese ejemplo, lo he explicado bien.
Las mariposas de la tripa son la niñez del amor.
Abrazos para todos y feliz semana.
Un post precioso co9n reflexiones profundas y que coinciden con mi manera de pensar. Me identifico con tus palabras. Un abrazo.
ResponderEliminarGracias Alma por tu comentario.
ResponderEliminarUn abrazo.