La eterna juventud existe en todo lo que nos rodea... excepto en nosotros mismos. Cuánto más conozco, más quiero ignorar. Eso sería lo más sencillo. Vivir en la ignorancia, tal y como nacemos. La eterna juventud existe en los edificios, que parecen inmortales, en el arte, que nos preocupamos de mantener más que nuestras propias vidas. Todo es negociable, todo tiene un precio. Busco confesor, a quien contar mis múltiples penas, a quien confiar cada uno de los rincones de mi alma. Porque hago tantas cosas mal que tengo miedo a equivocarme cuando lo tengo que hacer bien. Ya lo he dicho muchas veces: no hay nadie más imperfecto que yo, y dentro de mis imperfecciones, hago todo lo que puedo. Buscamos la eterna juventud en nosotros mismos, y cuando vemos que no existe, nos comemos nuestro orgullo y sacamos a florecer los odios, venganzas, rencores, egoísmos... No hay nada perfecto. La propia vida está hecha de pequeñísimas imperfecciones, incontable, innumerables. Y nosotros somos los primeros. Y seguirá siendo así mientras no seamos capaces de reconocerlo.
Hola mi querido Manu:
ResponderEliminarAntes que nada, felicitarte por la fotografía que encabeza tus líneas, es fabulosa.
Mira, me pasa algo parecido a tí, cuánto más contemplo lo que hay a mi alrededor, más quisiera no saber, no percibir; ignorarlo todo, o casi todo.
Pero creo que a personas como nosotros les resulta inevitable ser conscientes, y eso puede llegar a pesar mucho, más de lo que merecemos, creo.
Yo no creo que los edificios lleven en sí tampoco la eterna juventud, ellos tambien se deterioran, pero claro, és más fácil restaurar una montaña de escombros que un alma herida o un corazón roto.
Espero que nunca hayas tratado de encontrar la prefección, aunque con ello tu felicidad se pusiese en precaria situación; porque entonces estarías dejando de ser lo que tú eres, tan imperfectamente adorable. Manolo, tal y como nosotros conocemos desde esta distancia a veces disimuladamente fría e insegura.
De los errores se aprende, eso lo he dicho siempre, pero de los mismos una y otra vez seguidas, al final corres el peligro de autoconvencerte de que tú eres el culpable, sin asumir una culpa que bien puede ser compartida.
Pero como bien dices; los odios, las venganzas, todos acabamos cayendo en el mismo circulo vicioso de querer aspirar a ser mejor, sino el mejor.
En fín, cosas de la vida.
Un abrazo enorme, tesoro.
Hola May. Gracias de nuevo por alabar mi trabajo fotográfico. Realmente,la eterna juventud es para quien se la cree. Nos enseñan desde chicos a no creernos aquello que no vemos, que no sentimos... sólo trataba de ironizar un poco, ya me conoces y sabes que muchas de mis entradas son para que se lean entre líneas...
ResponderEliminarEn fin, no hay nada más que añadir. Es una entrada de las mías, crítica de esta sociedad en la que vivimos. Como tú dices, son cosas de la vida.
Otro abrazo para ti.
Hola Manolo, me animo a comentarte por primera vez aunque hace algún tiempo que te leo, si bien es cierto que no de manera puntual. He llegado a ti a través de "Un minuto de mi eternidad" de la incomparable Akasha Bowman. Pero la entrada de hoy me ha llamado mucho la atención, porque veo muy marcado el eje central del pensamiento de los escritores de la Generación del 98, donde, según mi parecer, se empezó a perder la magia de las letras en el ambito de la cultura, al menos en España.
ResponderEliminarQue todos somos imperfectos es algo que hasta el más necio sabe. Hace algunos años (hoy cuento 32) empecé a aceptar que somos lo que no queremos ser. Y para no perder el poco equilibrio de los pasos de la vida, necesitamos aceptar eso. Cada uno tiene sus directrices más o menos marcadas, si te hablo de mí, soñaría con vivir en una leyenda de Bécquer o en una aldea al estilo de Sleppy Hollow, y poder ser algo más espiritual de lo que soy. Pero, como he terminado aceptando que el cuerpo de hombre que tengo está atado a esas sensaciones de odio, de venganza, de frutración que tan sublimemente comentas, y esto me ayuda a ser consciente de esas imperfecciones y por tanto, a saber llevarlas. Este es el primer paso. Somos sacos de defectos y debemos procurar hacer de estos defectos, parte de las cosas que se pueden ofrecer. No es tan complicado vivir sin odios ni rencores. Si enlazamos la vida al respeto por la libertad de la gente a comportarse como quiera, a no emitir juicios de valores que hoy no llevan a ningún lado, y a aceptar a cualquier acontecimiento sin esperar nada, se podrá llevar una existencia más tranquila y plena (que lejos de las utopías, que quede claro).
Creo que no está mal para ser el primer comentario que te hago, buena presentación del poco remedio que tengo, pero el texto de hoy me ha llamado la atención. Permíteme que te siga, paisano (soy malagueño, para mi desgracia, pero lo soy) y me tendrás más a menudo por aquí. Un fuerte abrazo y enhorabuena por tu forma de escribir.
Hola mucho_que_contar. Me alegro de que entres por aquí y te agradezco tus visitas y tus comentarios. Además, si vienes de la mano de la gran Akasha, seguro que tienes que ser buena gente.
ResponderEliminarNo soy muy de Literatura, así que desconozco cómo pensaban en la generación del 98 ni en la del 27 ni en ninguna otra. Lo cual hace que tus palabras hacia mi persona sean aún más meritorias. Así que si mis pensamientos se parecen, pues no lo sabía, ni me he copiado ni nada, jejeje...
Además, si me sigues desde hace un tiempo, pues ya me vas conociendo, así que, como ves, tampoco tengo nada que esconder.
Lo que no entiendo es que seas paisano mío (de Linares, entonces...) y luego, dices que, desgraciadamente, eres malagueño... entiendo que vives en Málaga y eres de Linares, si no es así, pues ya me lo aclaras...
Bienvenido. Un abrazo.
¡Que maravilla de foto! me recuerda la Alhambra, es de por ahí ? me ha encantado tu reflexión, totalmente de acuerdo en que la perfección no existe.
ResponderEliminar¡Besos!
Hola BET!!
ResponderEliminarGracias!! Efectivamente, se trata de la Alhambra, una visita que hice el año pasado, que aproveché para hacer bastantes fotos. Me alegra que te guste...
Besos!!