Rayos al aire. Sueños en el cielo que llevan al subsuelo el color de la oscuridad. Esperanzas disueltas o culpas desiertas. Escoger no es lo mismo que elegir, pero a veces las diferencias son demasiado sutiles. La lucha verdadera nunca es por nosotros mismos, sino para con los demás. Sobre todo, aquellos que nos necesitan de verdad, dependientes sin pregonar e inocentes por obviedad. No sólo los fuegos son artificiales. El honor y la fuerza pueden serlo por igual, dependiendo de la conciencia de cada uno. A veces, la mejor solución para arreglar el mayor de los problemas puede ser aludir al sentimentalismo. No es necesario definir de qué tipo. Pero esto sólo ocurre a veces...
La mayoría de las veces somos débiles, vulnerables ante el adversario, que nos conoce bien y que sabe aprovechar nuestros defectos, anulando nuestras virtudes. Una debilidad que nos hace sentir el fracaso en nuestra piel y el olvido en nuestro corazón. Pero hay quienes no tienen corazón, por lo que el olvido cae en el olvido, valga la redundancia, y así sucesivamente, palo tras palo, dolor tras dolor, infancia maltratada cual problema sin solución.
Lo mejor que le podemos dar a un niño son los recuerdos. Afortunadamente, cantidad no es mejor que calidad. Cantidad es lo fácil, sobre todo cuando juegas con ventaja. A buen entendedor...
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