Cuando el destino se separa de nosotros, no queda sino asumir la realidad. Cuando somos nosotros los que nos separamos del destino, solemos decir que no creemos en él. Quince son pocos, y al mismo tiempo, demasiados.
Todos los años existe un número que no me gusta. Simplemente, depende del año los cuales, afortunadamente, son cambiantes. Y, sin embargo, cada año parece que importa menos, que nos olvidamos con más facilidad y que nuestros esfuerzos no merecen la pena. El número de este año es el quince. El del año que viene espero que sea el dieciséis. Porque la única verdad es que nada es imposible. Sólo depende del momento en cual queramos empezar a contar...