CUMPLIR UN SUEÑO
Hace unos días escuché una conversación en el autobús, entre dos chicas adolescentes, la cual me dio en qué pensar. Se estaban quejando de las horas que tenían que estar en el instituto y, según ellas, sólo lo hacían porque estaban obligadas, por la necesidad que tenían de sacarse el título de secundaria.
Me da mucha pena que tanta gente joven no sepa aprovechar la ocasión que hoy se les brinda para que puedan estudiar. En mis tiempos no era así. Nací en la década de los 40, y por entonces la vida era bastante difícil, sobre todo para las niñas. A la edad de 10 años tuve que dejar el colegio para ponerme a trabajar. Sentí una pena inmensa, pero conprendí los motivos que tuvieron mis padres para hacerlo, pues yo era una niña bastante madura. Pero a pesar de todo se me quedó una espina clavada muy adentro, puesto que mi ilusión era estudiar. La vida siguió, y me hice adulta. Me casé y tuve a mis hijos, los cuales son mi prgullo y durante un tiempo no pude pensar en otra cosa que no fuera en ellos y en el trabajo. Pero la espinita seguía ahí, haciendo herida. Cuando mis hijos crecieron, y empezaron a estudiar, fue cuando se hizo la herida más grande al comprobar que no entendía nada de lo que los libros explicaban.
Los años pasaron. Mis hijos se hicieron mayores, y tuvieron que salir de la ciudad, primero a estudiar, y después a trabajar. Entonces tomé la decisión. Decidí ir a un colegio de alfabetización para adultos. Allí pasé un año, pero como yo quería aprender más, me matriculé en un instituto, también para adultos. Al principio me sentí un poco rara, porque yo era la única persona mayor que había, ya que todos los demás eran relativamente jóvenes. Me saqué el título de secundaria a la edad de 60 años, y comencé a hacer bachillerato, el cual tuve que dejar por motivos personales. Los 3 años que pasé en el instituto fueron para mi muy gratificantes, y me sentí muy bien, ya que la frustración que sentía desapareción, y la herida de la espina se curó. Entonces me di cuenta de que los sueños se pueden cumplir si te lo propones, y por eso me pongo triste cuando veo que algunos jóvenes no saben aprovechar su vida.
Es la decisión que más me costó tomar, pero también de la que más orgullosa me siento, porque me ha hecho sentir libre. Comprendo mejor todo, los libros cuando los leo, y la manera de llevar y mantener una conversación con fluidez, sin sentirme mal. Si alguien tiene un sueño, sea cual sea, el cual pueda cumplir, le aconsejo que lo haga. Se sentirá mejor.
By María.