OJOS EN EL CIELO
La casuística implica siempre una renovación hacia adelante, sin recesión. Intento entender las diferentes posturas, pero no todo el mundo tiene una edad polivalente. Por ejemplo, sin ir más lejos, la necesidad de huir nos hace que huyamos, al tiempo que no podamos pensar si estamos huyendo hacia adelante o hacia atrás, con las consecuencias y diferencias que ello supone. Un psicópata piensa que lo hace todo bien; y por mucho que le demuestren lo contrario, ellos seguirán pensando que actúan según lo correcto. La fortaleza es lo que hace que algunos sobrevivan a ellos mientras otros sufran las consecuencias.
Lo fácil se convierte en cobarde cuando sabes que los indefensos no pueden, precisamente, eso... defenderse. Hasta llegamos a tener dudas de hasta cuánto están algunos dispuestos a sacrificar a su propia sangre. Es irrelevante. Para un psicópata solo existe él mismo (o ella... porque aquí tampoco existe el género). El problema es cómo rescatar a la inocencia, a la infancia, a la fragilidad de la sinceridad de un niño que no tiene culpa de nada, porque realmente, un niño nunca pide nada a cambio.
No puedo tener ojos en el cielo, ni escuchar a través de los árboles. No puedo sentir desde la distancia, ni llorar desde la ignorancia. Tengo que empezar a buscar otra forma de lucha, porque no es mi vida la que quiero defender... qué lástima que existan personas que sacrifican a sus hijos por una simple victoria, aunque sea una victoria agridulce. Insensatos.
Con lo mal que se me dan las peleas... No es fácil para quien las odia.
Hay más locos fuera del manicomio que dentro.
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