ALFOMBRAS DE CARTÓN
Dicen que el corazón se vuelve de hielo cuando nos han robado toda sensibilidad carente de emociones, cual trapo vacío de sentimientos. Alguna vez he llorado al escribir, y otras veces he vaciado mi tristeza sobre el teclado al escribir y al releer... pero es probable que haya conseguido, por primera vez, llorar al escribir y llorar cada vez que releo lo escrito. Las cicatrices no es que sean más grandes, pero sí más numerosas. Como los años, que cada vez son más cortos y tenemos más. Lo importante es hacer ver que no hay peligro para los demás, aunque sea mentira y los asumamos nosotros. Un premio no deja de ser un reconocimiento. La magnitud del mismo (premio o reconocimiento) ya depende de otros factores. Pero independientemente de estos factores, el orgullo y la satisfacción de saber que el trabajo es reconocido es, si cabe, mayor premio para el que lo recibe que para quien lo otorga.
Todo es subjetivo y volamos en balsas de aceite, volamos en nenúfares de cristal y caminamos sobre alfombras de cartón gris. Todo es poesía cuando la poesía es libre.