Cabezones hay en todos lados. Personas con derechos, también. Aunque los más cínicos suelen ser, al mismo tiempo, los más cobardes. Es normal que luego sientan vergüenza de mirarte a la cara. Me alegra saber que no pueden dormir tranquilos. Yo no sé vivir mirando a través de la mirilla. Una vez más, como siempre, sólo queda esperar a que el tiempo ponga cada cosa en su sitio. Porque, queramos o no, el tiempo pasa y las cosas se sitúan en su lugar, mejor o peor, pero se terminan situando. Todos hemos soltado alguna mentira siempre que nos ha interesado. Pero no siempre la necesidad equivale al capricho. Allá cada uno con su limpieza interior.
A veces, el problema surge cuando no podemos distinguir entre los aciertos y los errores. A mayor probabilidad, menor margen de error. Maniobramos según nos interesa o, en algunos casos, según nos imponen los caprichos en nuestro cerebro. Después, más adelante, vendrá la necesidad, y será cuando nos acordemos entonces de los momentos pasados; un favor nunca puede ser una necesidad cuando no nos importan las necesidades de los demás. No necesito que nadie me entienda; con entenderme yo mismo, es suficiente...
...aunque otros se empeñen en lo contrario. Cabezas de doble mira.
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