Somos
vasos vacíos donde escurren los hilos de los sentimientos dejados atrás
en el tiempo, siempre lejano. Las gotas de nostalgia no sacian nuestra
sed, ni quitan las ganas de llorar, de lamentar, de reprimir. Odiamos la
nostalgia tanto como la necesitamos. Recuerdos de tardes de música
traspasando la calle de mi ventana, de estudios tempraneros que apenas
llevaban a nada, de juegos diminutos y sueños de carcajadas, de calor
soportado a altas horas de la madrugada, de sonidos de radio y susurros
de magia desvelada...
Tiempos que acompañan, a cada segundo, para mantener siempre la esperanza. Pasos que no llevan a nada, caminos sin pasos que no recorren distancias.
Tiempos que acompañan, a cada segundo, para mantener siempre la esperanza. Pasos que no llevan a nada, caminos sin pasos que no recorren distancias.
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