Ahora sé que nunca serás feliz. Porque te falta la infancia de alguien que no eres tú y te sobra un futuro que puedes intuir como el color de la sangre. Perdiste la mejor compañía que el mundo te quiso regalar, y eso es algo que nunca podrás perdonarte. La tristeza de dos personas eleva al infinito la tristeza de una de ellas de manera individual. Y no, lo más importante en esta vida no eres tú. Te engañas al establecer un orden que no existe, pues todo es importante según el momento. Tu abrazo es tan fuerte que impides que yo pueda abrazarte a ti. Hasta los corazones más fuertes y puros necesitan respirar. Y en esas estamos, intentando coger bocanadas para intentar sobrevivir, que ni siquiera son todas para mi, que algunas las uso para llenar el bote de tu fragancia... Y cada vez lo siento más vacío. Por eso sé que nunca serás felíz. Y si tú no luchas por tu propia felicidad, no tengo la Esperanza de que luches por la de los demás...
A veces ocurre que cinco minutos son una eternidad, que los pides y no te los dan, los solicitas y te los desprecian, los suplicas y olvidan el tiempo que dedicaste en el pasado. Yo seguiré teniendo tiempo para los demás, y si saben respetar la frontera de la necesidad, siempre habrá un hilo que mantendrá vivo mi tiempo, aunque sean sólo cinco minutos.
A veces ocurre que ni siquiera esos cinco minutos son para mí. Quizá era lo único que necesitaba en todo el día para ser feliz.
A veces, simplemente, ocurre.
Espero que encuentres esos cinco minutos, y bueno, si no son para ti, al menos que te los concedan. Un besazo.
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