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sábado, 12 de octubre de 2024

ECOS Y SOMBRAS

 ECOS Y SOMBRAS

El tiempo, a veces, parece una espiral que nos atrapa en sus vueltas. Hace años, una puerta se abrió sin permiso, y con ella, los secretos que habitaban tras sus paredes quedaron expuestos bajo la luz del sol. En lugar de prudencia, hubo soberbia; en lugar de silencio, risas. Y aunque el viento llevó advertencias, se prefirió seguir el camino de la burla, ignorando que la justicia tiene el paso lento, pero firme.

El reloj ha dado muchas vueltas desde entonces, y en cada una, se han tejido consecuencias. Aquella risa desafiante se apagó hace pocos días, cuando las sombras finalmente reclamaron lo que era suyo. Lo irónico es que siempre hubo tiempo para dar marcha atrás, para corregir la senda antes de llegar a este punto, pero el orgullo fue más fuerte. Se creyó que la suerte siempre estaría a favor, que las puertas permanecerían abiertas, y que la justicia era solo un susurro lejano.

El destino, sin embargo, ha demostrado que el que avisa no es traidor. Los errores tienen peso, y al final, todo lo que sembramos, lo recogemos. Y aunque ahora una vida ha cambiado de rumbo, no por castigo de otros, sino por sus propias decisiones, la reflexión queda: a veces el eco de nuestras propias acciones es más fuerte que cualquier voz externa.

Hoy, en el día a día, construimos un nuevo camino. Sin buscar culpables ni excusas, solo aceptando que cada paso nos lleva a un lugar. El viento ya no trae advertencias, solo calma, y con ella, un futuro distinto, pero nuestro.

Solo queda afianzar la sombra y saber escuchar al eco.


domingo, 29 de septiembre de 2024

EL ECO DEL SILENCIO

 EL ECO DEL SILENCIO

El polvo se ha acumulado sobre las hojas en blanco de mi estantería gris. Han pasado más de dos años desde que mis palabras encontraron refugio en este espacio, desde que mis pensamientos se convirtieron en susurros escritos. El silencio ha sido un compañero constante, un eco vacío que resonaba en los pasillos de mi mente.

He caminado por senderos llenos de fórmulas y teorías, perdido entre páginas de estudios y obligaciones. En este arduo camino, dejé atrás fragmentos de mí. Me mudé de hogar, de piel, de vida, buscando quizás un renacer. Las paredes nuevas escucharon mis silencios, pero no mis palabras. El tiempo es un ladrón sigiloso. Se lleva momentos, sonrisas, lágrimas y versos no escritos. A veces, sentía que las palabras me abandonaban, que las musas habían empaquetado sus maletas junto con mis viejos muebles. Pero en las noches más quietas, cuando el mundo dormía, podía escuchar un murmullo lejano, un latido suave que me recordaba quién soy.

Hoy decido romper el silencio. Dejo que las palabras fluyan como un río desbordado, que inunden los rincones olvidados de mi ser. Vuelvo a este refugio, a mi estantería gris, donde cada letra es un ladrillo que construye mi esencia.

He aprendido que el silencio también habla, que en su aparente vacío se esconden verdades que tememos enfrentar. Pero ya no más. Abrazo cada experiencia vivida, cada ausencia, cada cambio. Son parte del lienzo que compone mi historia.

A quienes aún estáis ahí, gracias por esperar en las sombras de este espacio. Prometo que las palabras volverán a ser constelaciones que iluminen nuestras noches compartidas.

Hoy, respiro profundo y escribo. Porque escribir es volver a casa.


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