Pues eso. Porque el hartazgo del fin de semana es insoportable. Porque la mente cuadriculada de esta sociedad es así. Parece que el lunes todo funciona, el martes funciona a medias y a partir del miércoles nos preparamos para vivir un nuevo fin de semana para hacer... lo de siempre. A partir del miércoles, ya va todo a medio gas, y en el fondo, todos deseamos que llegue un nuevo lunes, con energía, que llene nuestras vidas. Si esperamos que ocurra algo una semana y al llegar el martes no ha ocurrido, difícilmente ocurrirá ya durante la semana presente. Nos conformamos con ver el fin de semana cerca, el consuelo de no vivir 5 días para perder el tiempo, en la mayoría de los casos, los dos días restantes de la semana. Pues eso. Que ojalá todos los días fueran lunes... o como mucho, martes. Que no es bueno encasillarse.
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