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sábado, 19 de noviembre de 2016

LAS TRAMPAS DE LA PARTIDA

Lo sorprendente es que cada vez menos me sorprende la falta de respeto y compromiso de ciertas personas. Y no sé por qué me sigue sorprendiendo, cuando dichas personas ya demostraron que viven dentro de una mentira; de su propia mentira. La suma de mil mentiras no equivalen a una mentira mayor. Me da mucha pena que haya personas que no sepan ser felices por ellas mismas, que tengan que usar uso de los trucos más viles que la vida no sabe esconder. Pero el tiempo sigue pasando, y la partida se va acabando. Todas las partidas acaban; sólo queda saber si ganamos de forma limpia o consiguen un dado trucado o un juez imparcial. De todas formas, el delito sigue siendo delito, y la única forma de no ser juzgado es no cometerlo; aunque, para ciertas historias, ya es demasiado tarde.

A veces me pregunto si estuve siempre viviendo en una mentira camuflada con la máscara de la irrealidad. Pero no me refiero a siempre queriendo decir toda la vida, sino al inicio de los tiempos donde vale más una mano a la espalda que una mirada de frente. Tiempos en los que mi única preocupación era vivir y contar la vida tal como sucedía a mi alrededor; mal negocio, teniendo en cuenta que el alrededor de una vida parecía ser diferente al de otras personas. El caso es que siempre confié, y quizá por eso no me fue tan bien; pero eso no significa que haya perdido la confianza, ya que estaría cayendo en un error ya conocido, aunque diferente. 

Quienes deben pagar ahora los errores son otros. La suerte que tengo es que mis errores fueron míos, y por ello, fueron nobles y sin intención. Si otros pueden decir lo mismo, que callen para siempre y no nos hagan perder el tiempo. Pero claro, estas personas no valoran ni su propio tiempo...

...lo siguen perdiendo inventando mentiras cada vez mayores. Puede que al final pierda, pero jamás haré trampas.

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