Anuncios Google

sábado, 2 de diciembre de 2017

VIEJOS PASADOS

El pasado siempre será viejo. Porque lo nuevo, o es actual, o deja de existir en cuanto deja de ser nuevo. El pasado nos juzga, nos miente, nos delata... nos convierte en una especie de pseudo-autómatas que nos obliga a repetir, a imitar, o a igualar hechos y actos que una vez fueron erróneos y el resto del tiempo, según quien mire, pueden parecer acertados, aunque nos cueste admitirlo. El pasado está todo el tiempo convirtiendo en una encerrona tras otra cualquier motivo del presente que carezca, precisamente, de motivo. Nunca mejor dicho. Y, como pasado que es, lo odio; por los cuatro costados. Mide nuestra inteligencia emocional y convierte el presente en una rutina no deseada. Esto, desgraciadamente, es así. Luego está la gente que vive demasiada anclada al pasado o la que se desprende del mismo como quien pasa la hoja de un libro sin leerla. Lo complicado, como siempre, es encontrar el término medio. Podemos pasar toda una vida buscándolo y convertir nuestro presente en un pasado aburrido y obsoleto. Tal para cual.

Necesitaría todo un libro para explicar todo lo que cambiaría de mi pasado. No es arrepentimiento, no; es, simplemente, falta de madurez, supongo. Lo que hice mal hubiera querido hacerlo mejor, pero no supe. Tampoco es el momento de lamentar. Lo que hice bien también hubiera querido hacerlo mejor, más que nada porque eso es lo que aumenta la madurez de la persona; nunca estar satisfecho de lo que se hace, sabiendo que siempre se puede mejorar. Es lo que se llama experiencia. Lo que no puedo es imitar todo el rato mi comportamiento para agradar a mis compañeros de vida por el mero hecho de que siempre hubo un pasado mejor. La vida junta manos y crea vínculos conforme avanza, sin mirar la ventana que apunta a su retrovisor. Siempre avanza hacia adelante. 

Lo siento en el alma. Echamos de menos los momentos inolvidables, tanto los que quisiéramos volver a vivir como los que no quisiéramos ni recordar. Echamos de menos el pasado porque sabemos que no volverá. Envejecemos. Y no queremos envejecer... por eso echamos de menos, para bien o para mal. Pero la persona ligada al momento, realmente, si no me aporta nada, me es totalmente indiferente. Otra cosa es que me crean o no, pero bueno... eso ya no depende de mi. Así que no es algo que eche de menos, la verdad.

La vida olvida su pasado. Nosotros no. Ese es el problema.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Anuncio