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sábado, 10 de diciembre de 2016

CUAL HOJA DE OTOÑO

Confieso tener envidia de quienes olvidan lo importante. Al menos, aquello que debiera ser importante, para ellos mismo y para los demás. Recuerdos que no se deben olvidar, incluso siendo deleznables y llenos de resentimiento. 

Tenemos demasiados derechos y más bien pocas obligaciones. La gente lo sabe, y se aprovecha de ello. Mil asuntos requieren mi atención; el menos importante es el que más importa para quienes tienen olvidos dignos de no recordar... aunque solo para algunos. Todo se seca cual hoja de otoño; y el tiempo no iba a ser menos. Aunque tampoco tiene por qué ser más. Resulta que ahora tengo que explicar mi versión de unos hechos que, realmente, no necesitan más atención que las justas y necesarias. Aún sabiendo lo que uno sabe, tengo que defender algo que está sobradamente demostrado. El "no me acuerdo" vale más que una prueba clara, concisa y eterna. 

Va a ser cierto eso de que las palabras se las lleva el viento, ya sean pronunciadas por unos labios que denotan temor o escritas en unos papeles que vuelan por el aire que sopla de un sistema que está, definitivamente, mal diseñado. El tiempo da y quita razones, aunque algunos no sepan verlo; o, quizá, no quieran. Hay que inventarse lo que sea por tal de salvar el culo, mientras sienten que se les ponen hasta los pezones rojos de pura vergüenza jamás reconocida como tal.

Así que no me queda otra que sentarme en un banco y ver caer el otoño en forma de hoja seca. No, no tienen palabras escritas. Y aunque las tuvieran, no servirían de nada...¿quien no ha pisado alguna vez las hojas caídas de los árboles?

Qué pena ver la dignidad de algunas personas caer cual hojas de otoño...

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