Anuncios Google

sábado, 25 de julio de 2015

SELFIES

Odio los selfies. Primero, porque ya existían antes de llamarse selfies. ¿Qué es, si no, un autorretrato? Pero el narcisismo empieza por ahí, por cambiar el nombre de algo que ya existe para presumir de ello.

Segundo, porque denota falta de personalidad. Aunque esto es sólo una opinión. Necesitamos que nos digan algo de nosotros mismos que, implícitamente, ya nos lo estamos diciendo nosotros mismos en el mismo momento en que hacemos la fotos. Y gracias a esta gente culta de los selfies, la maquinaria económica de esta sociedad empieza a sacar provecho, como con todo lo que existe en esta vida, y te venden un palo para que te hagas mejores selfies. Como si el palo fuera a mejorar la belleza de las personas o a aumentar la calidad óptica de tu objetivo.

Yo también he hecho algún autorretrato, pero todos artísticos. Al menos es lo que pretendo. Otra cosa es que me salga bien, pero no creo que, en este caso, se culpa de la cámara.

sábado, 18 de julio de 2015

EL DOBLE DE CONTENTO

Está claro que es muy complicado contentar a varias personas a la vez. Incluso aunque sólo sean dos. Lo que para uno está bien, para el otro no está tan bien. Lo que a uno le viene mal al otro le puede venir mejor.

Es difícil acertar. No importa el amor o el cariño, no importa la buena predisposición ni las ganas de hacerlo bien. Sólo importan los hechos. Lo que está claro es que no nos podemos dividir. Si estoy haciendo algo debo terminar dicha acción para poder comenzar otra. Dos a la vez es muy complicado, máxime cuando se corre el riesgo de elegir mal cuál se debe comenzar primero.

La única solución es hacer un doble esfuerzo para que todas las partes queden contentas... y comprensión, mucha comprensión. Nadie, salvo uno mismo, puede quedar el doble de contento.

sábado, 11 de julio de 2015

OPINIONES DIVERGENTES

O lo que es lo mismo, intentar tener razón sin conocer realmente los hechos. Tristemente, existen demasiadas personas que se creen superiores simplemente por ser como son, mostrándose altivas y con mejor uso de la bondad. Juzgan sin miedo a ser juzgados, cuando deberían guardar silencio por el bien de la humanidad.

Puede parecer que las imito cuando escribo ciertas palabras. No deja de ser verdad, aunque no busco comparaciones. Lo gris es gris, por muy alto que tengamos el ombligo, y si es gris seguramente lo sea porque así debe de serlo, y no porque se busque mayor colorido.

Ahí reside la falsedad: en querer tener un color sin siquiera saber pintarlo.

Solía olvidar que luché por lo que quise, que ofrecí mi hombro y mis lágrimas, que agarré de las manos a quien pensaba que lo merecía para evitar que cayera al vacío, en esas luces oscuras de una claridad inexistente, y busqué tu felicidad, y no encontré la obviedad de quien dice amar, de quien tiene que sentir ser amado.

Así que quise olvidar que recordaba esos días en que mi hombro, mi cabeza y mi cuerpo pertenecían a otras personas. Te quise arrastrar, sacarte fuera del abismo, empujarte y caminar, coger tu mano y sentir tu piel, y evitar la desesperación explotar en llamas. No creíste en mi. La lluvia, la angustia, la memoria, la desilusión... son ya cosas que no quiero volver a ver.

Y sin embargo, seguiremos teniendo opiniones divergentes.

sábado, 4 de julio de 2015

INCOHERENCIAS

Vulgar cual pasillo sin adornos, nos acordamos de los números y obviamos, como si los echáramos de menos aunque fuese de refilón, los actos que provocaron las causas. Qué más da once o tres, si el tiempo, cuando pasa, se vuelve atemporal. Sí, claro que me acuerdo, como humano que soy consciente de que padezco, nos guste o no. Porque las efemérides son tan cíclicas que se repiten cada año, aunque no queramos.

Aunque también cansa que me recuerden siempre las que sólo interesan. Hay tantos intereses como personas, y todos difieren de todos, de forma que ninguno se parece al que nos quieren hacer creer.

Vivimos rodeados de incoherencias. Las que existen por sí solas o las que crean a nuestro alrededor, haciéndonos creer que nos interesan sí o sí, o de lo contrario, nos las venden por la fuerza. Ahora veo muchas incoherencias y no tengo un referente al cual seguir.

Si siempre me he dejado llevar por el destino... no tiene por qué ser diferente ahora. Pensemos en el mar y olvidemos, por un instante, que caminamos con los pies. No sé, por decir una incoherencia, más que nada...

Anuncio