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lunes, 29 de julio de 2013

UN CUERVO SOLITARIO

Todos tenemos una canción que debemos escuchar cada cierto tiempo. Hay quien tiene muchas. Y eso me pasa a mí, por lo que me siento afortunado. Una de ellas podría ser la canción del cuervo solitario, la del túnel del amor o simplemente la de la caja. Hoy no importa el grupo. Quizá nunca importe el grupo siempre que te haga sentir lo que se debe sentir por una canción que verdaderamente cumple con su función. Cuando me entristeces pienso, y pienso tantas cosas que al rato, por la noche, o en la tristeza de la tarde, planeo reflejar mi tristeza en un escrito, con palabras que salen del mismísimo alma. Pero nunca soy capaz. Al rato me convierto otra vez en una buena persona. Hoy voy a intentar plasmar algunos de mis pensamientos más recientes. Y es que lo primero que debemos hacer es valorar nuestros actos, pues todos tienen más importancia de lo que parece. Así que me pondré a valorar…

… y valoro las cosas desde el punto de vista personal y de dos personas que deben ser una para todo lo bueno y no únicamente para lo malo. Así que esto va dirigido a ti; no me culpes. Es inevitable que toda actitud termine siendo juzgada tarde o temprano. Más no pretendo ser más papista que el Papa y cargar a mi espalda toda mi presunta inocencia.

No llores por aquello que no tienes si no eres capaz de sonreír por lo que posees. Y esto hace dudar. No sé si sabes lo que tienes… Lo que se puede perder en unos segundos por intentar ganar algo que es probable que no esté al alcance de nuestras manos. Ese es el dolor más grande que puede tener el ser humano; no nos equivoquemos. No sabes cuántas veces busco ayuda para sacar las lágrimas de mis ojos hacia una muerte inevitable de desesperación. El sacrificio no es tangible si no se consigue lo que se persigue. Y eso es la sensación que ha tenido siempre mi alma en los últimos años. Yo también tengo momentos en los que no puedo más… pero los escondo en algún rincón de la pantalla de mi ordenador.

Las cosas nos irán bien cuando aceptemos el destino, sin dejar de luchar por cambiarlo, sin renunciar a cada una de nuestras posibilidades, pero al mismo tiempo, sin desear lo que realmente se nos antoja imposible.

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