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jueves, 6 de junio de 2013

SIN ORDEN

Finalmente, las cosas son como son, sin tener demasiado en cuenta de dónde venimos, qué hicimos o cuánto deseamos alcanzar nuestros objetivos. Unos días nos creemos superiores y otros días llevamos la resignación como bandera, aceptando lo que viene sin rechistar demasiado. No pensar demasiado puede ser malo, y pensar en exceso no se sabe si es peor. Hay que demostrar, eso sí, cierta picaresca que nos salve en determinadas situaciones de la vida. Después de todo, los meses siguen teniendo las mismas horas y cuando pasan y echas la vista atrás, compruebas que has hecho lo mismo uno tras otro. Es como un puzzle de 1000 piezas... si ya estás viendo la foto de la caja, habrá días que quieras resolverlo para demostrar algo, sin saber muy bien el qué, y habrá días que no quieras hacerlo. Total, qué más da, si las piezas siguen siendo las mismas, y la foto ya la tenemos vista. ¿Para qué molestarse en ponerlas en orden? Eso ocurre con la vida. Queremos llevar un orden en las horas, en los minutos, en los días... me da igual el instante de tiempo que elijamos. Al final, el mes termina y hacemos más o menos siempre lo mismo.

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