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miércoles, 24 de abril de 2013

BAJO PRESIÓN

El objetivo. Nos centramos tanto en él, que desatendemos las principales necesidades. Y no me refiero a las de uno mismo, sino a las de los demás. Si tanto necesitamos alcanzar ese objetivo sea como sea, haríamos bien en preocuparnos de otros pequeños objetivos necesarios para llegar a la meta. Es decir, podemos llegar a lo que realmente deseamos si nos preocupamos por preocuparnos de lo que es necesario para demostrar nuestras capacidades. Y en días como hoy, me doy cuenta de que algunos, aún teniendo en cuenta de que aparentemente son bastante despreocupados, y eso no es bueno, se tienen que preocupar de descansar menos de lo normal, acudir a un trabajo, acudir a otro trabajo, volver a dormir poco y volver a trabajar. Cuando es necesario, es necesario. Y la perfección no existe. A veces, me siento un perfecto inútil; otras, un idiota; quizá sea el primero en no querer mejorar; pero si el esfuerzo común no da sus frutos, el individual termina por crear un desánimo que no se puede ni describir. Porque la culpa no es siempre de uno...

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