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jueves, 12 de enero de 2012

NADA

Absolutamente nada. Eso es lo que podemos hacer por cambiar el mundo, sobre todo si tenemos la sensación de que es absolutamente nada lo que podemos hacer por cambiar nosotros mismos. Con el sabor de la derrota endulzando nuestros labios. Nos conformamos con intentar ser un poquito mejor cada día, sin apenas conseguirlo. Hay gente que no se imagina la vida sin mi; yo no me imagino a ellos sin la vida. Es como volver a empezar, cuanto más tiempo pasa, menos consigo olvidarlo. Pero ahí estamos, en el inicio. Porque no somos nada sin alguien que nos lo recuerde a cada instante. Y los valores que aprendí de pequeño se alejan de los momentos importantes. Nadie muere si no nace, pero sí se puede nacer sin llegar a morir, como los recuerdos de mi alma. Y sólamente serán nada cuando yo sea nada. Así que espero ser alguien para alguien alguna vez sin que me deba nada.

2 comentarios:

  1. Creo que nadie debe nada a nadie, porque las cosas que haces, las haces porque quieres, ¿No es así?

    Espero que obtengas lo que deseas, y bueno, ya que me pasé a visitarte, colgué un premio en mi blog, un premio a la amistad, y quiero que lo tengáis todos aquellos que me acompañáis, así que espero que decidas traerlo hasta el tuyo.

    Un besazo.

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  2. Buenos días, Manolo.
    Tremenda entrada ésta. El comienzo tal vez algo desesperanzador, pero sé que el estado anímico hace que cambie el prisma por el cual vemos las cosas, la vida misma.
    La voluntad es lo que hace que cambien las cosas, incluso aquellas de nosotros mismos que debieran mudar un poco tal vez. No se trata de ningún milagro, ni de ser excesivamente optimistas. Sólo un poco de voluntad.

    Desde luego entiendo perfectamente el sentimiento de esas personas que no conciben que tú no estés, pero el que más debiera entenderlo eres tú. Uno no nace con recuerdos, pero sí permanece en ellos cuando se marcha. Así que puedes estar seguro que Nada no serás nunca, ni será Nada la vida aunque ésta termine.

    Importantes son esos valores que aprendimos de niños, porque carecían de peso, de tristeza, de vivencia.
    De envejecer lo hermoso es poder llegar a compartir con la gente que amas, lo que tú eres, lo que tú sientes. Hasta de las heridas sentidas siempre reconocerás una lección aprendida. Y aprender mientras se crece… ¿hay algo que merezca más la pena?

    Cambiaría ese ´Nada´ por un ´Todo’ enorme, plasmado intensamente. Como así se sienten esas hermosas palabras tuyas que escribiste. Reales, sentidas. Auténticas.

    Un abrazo enorme.

    Cuídate.

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