Anuncios Google

viernes, 6 de enero de 2012

LA LINTERNA

Aquella noche tenía un plan perfecto. Se lo tenía callado para que no lo supiera ninguno de sus amigos, ni sus primos, ni sus hermanos. Nada podía fallar, todo estaba planeado hasta el último detalle. Y ahora era cuando se presentaba la oportunidad. Estuvo entrenando dos semanas para cuando llegara el momento. Después de cenar, puso cara maliciosa revisando los puntos de su minucioso plan. Comprobó que la linterna funcionaba correctamente, e insertó un nuevo juego de pilas. La encendió para comprobar que lucía en su máximo esplendor. Sin que nadie le dijera nada, aquella noche, voluntariamente, decidió irse a la cama. Escondió la linterna en el bolsillo del pijama y le dijo a sus padres que se iba a dormir, confesando únicamente a estos sus intenciones: "Esta noche voy a ver a los Reyes Magos, sé lo que tengo que hacer para no dormirme y tendré la linterna en la mano para cuando vengan, encenderla y verlos". Y se quedó tan feliz. Con toda la habitación a oscuras, cada 2 minutos asomaba la cabeza por las sábanas e iluminaba la habitación con la linterna...

No recuerdo cuando me dormí, pero esa ingenuidad de hace 30 años sigue siendo parte de mi. Cuando desperté, me enfadé mucho conmigo mismo por haber fracasado. Tendría que esperar tooodo un año para volver a intentarlo. Claro, que se me pasó enseguida... en cuanto vi los juguetes. Los niños de hoy ya no son como antes... malditos padres.

8 comentarios:

  1. Tienes mucha razón en las cosas que dices.
    Los tiempos van cambiando, la educación que se le da a los hijos es tan diferente en esta época.
    Las cosas buenas se van perdiendo.
    Buena entrada
    Un saludo :)

    ResponderEliminar
  2. jajaja, ¿Sabes? Nosotros seguimos siendo igual, y deberías ver a mis primos, uno de ellos no durmió en toda la noche esperando verles, otro, estaba alucinando al verles pasar en sus carrozas, ni siquiera cogió las golosinas que le mandaban, otros hacen la carta entusiasmados y se acuerdan de los pobres...
    Los niños son niños, hoy y siempre, el problema es que... hay niños que dejan de serlo muy rápido.

    ResponderEliminar
  3. Me has recordado mucho a mí misma cuando era niña, cuando dejaba el vasito de leche y las galletas María sobre la mesita para cuando vinieran los reyes magos jajajajjajaj

    Que esa ingenuidad de antaño se mantenga, porque es lo que nos mantiene vivos en esta sociedad actual.

    Un besote, Manolo.

    ResponderEliminar
  4. Esta claro que todo ha cambiado, la ingenuidad que nosotros teniamos de pequeños paso a mejor vida, estos de hoy ya no tienen ese aliciente ya que como tienen tantas cosas no les hace tanta ilusion como nos hacia a nosotros.
    Que buenos recuerdos.
    Un abrazo amigo

    ResponderEliminar
  5. Hola Yiyi Maza.

    Gracias por tu comentario, me alegro que te gustara la entrada. Basado en una historia real... las cosas son como son.

    Saludos!!

    ResponderEliminar
  6. Hola Tamara.

    También hay niños que no saben que lo son, o hay niños a los que no se les permite ser niños. Todo es según se mire.

    Gracias por estar ahí, como siempre. Saludos!!

    ResponderEliminar
  7. Hola Akasha.

    Ya no sé en qué momento debemos perder la ingenuidad, si es que debemos perderla... Como todo en esta vida, no debemos pecar ni por exceso ni por defecto. Gracias por venir. Besos!!

    ResponderEliminar
  8. Hola orthos.

    Sobre todo, como dices, son buenos recuerdos, y esos siempre los tenemos. A quien le cuento la historia de la linterna consigo arrancar una sonrisa. Menos da una piedra. Aún recuerdo como era dicha linterna...

    Un abrazo!!

    ResponderEliminar

Anuncio