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miércoles, 2 de marzo de 2011

NATURALEZA Y DESTINO

Quisiera pensar que ambas palabras están unidas, que van de la mano. No lo sé. La naturaleza es muy sabia como para dejar que ciertas cosas ocurran al azar. Por otro lado, el destino es la cara oculta de la moneda de la suerte o de la desgracia. Llamamos destino a lo que nos interesa que se llame destino. Llamamos suerte o mala suerte a lo inesperado o a aquello que no nos interesa. Todos los ríos llevan un cauce, y el que emana de nuestra vida no tiene por que ser demasiado diferente desde su nacimiento hasta su llegada al mar. Así vemos la vida: como un río entre la Naturaleza de nuestras vidas y el destino de nuestras muertes. Sólo nos falta saber cómo hacer que fluya libre... Al menos, así la veo yo.

5 comentarios:

  1. Yo no creo en el azar, ni en el destino que limita nuestros propios esfuerzos, o que nos ve sometidos en un cambio que no buscamos.

    Creo en la consecuencia de los propios actos, en la lucha, y sí, quizá a veces un poco de buena o mala suerte enturbie nuestros propósitos, pero, dejar nuestras propias obligaciones y culpas, aislandonos de ellas y admitir que fueron "otros" los causante, lo considero de poca valentía.

    La naturaleza es sabia, amigo, más de lo que pensamos, lo que no sabemos, que su furia a veces es la reacción de nuestros propios malos actos, y en ello, el destino ni el azar tienen sitio.

    Un afectuoso abrazo, Manolo.

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  2. Tampoco creo en el azar ( y fíjate que mi mentalidad romántica contradice mucho tal certeza) pero me niego a creer que nuestro sino esté escrito en la senda estrellada que se dibuja en lo alto de la bóveda celeste. Cada cual se labra su propio camino a través de sus decisiones y sus actos, cada cual ha de ser siempre responsable de estos y consecuente con la ruta escogida para avanzar.

    Concuerdo totalmente contigo -una vez más- y es que nuestra existencia es un río que discurre desde su nacimiento en lo alto de una montaña hasta su desemboque en el mar de la eternidad. A menudo nos topamos con intrépidos aventureros que se atreven a navegar nuestro cauce, algunos dejan huella más profunda que otros en nuestras aguas... pero al fin y al cabo todos formarán parte de ese gran y caudaloso (no siempre) río vital.

    PD. Ayer leyendo tu respuesta a los comentarios me he preocupado un pelín; espero estés bien y que esos días de crueles reflexiones no torturen demasiado tu espléndido magín. De veras que se te quiere, Manolo.

    Un beso grande, grande

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  3. Una misma... gracias por tu opinión. Sabes que en este humilde blog todas las opiniones son bienvenidas y agradecidas.

    Creo que ante la madre naturaleza poco se puede hacer, simple y llanamente. Como bien dices, es sabia y es probable que pocas cosas queden al azar.

    Un abrazo.

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  4. Hola Akasha.

    La verdad es que yo pensaba precisamente eso, que no crees mucho en el azar por tu forma de escribir, nada tiene que ver la mentalidad romántica. Las decisiones nos corresponden a nosotros, efectivamente, pero cuando sabes que tomes la que tomes, es equivocada, pues da un poco igual...

    Me ha gustado el ejemplo de tu caudal. como se nota que eres una gran escritora. Bueno, ya sabes que cuando escribo tantas cosas reflexivas, bien, bien, no estoy... pero siempre se puede estar peor.

    Gracias amiga. Besos.

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  5. El caudal fluye libre en el momento en el que nos volvemos conscientes de que todos partimos del mismo punto; y aunque fluyamos por muy diversos caudales, al final todos nos volvemos a encontrar en el mismo lugar,en el mar.

    Y entonces todo vuelve a empezar.

    Un saludo!

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